Por Dennis Charles
Uno de los objetivos que los padres se proponen en la educación de sus hijos, es que sean autónomos e independientes; sin embargo, a veces con nuestras acciones en lugar de desarrollar estas habilidades, las obstaculizamos.
Cuando los padres hacemos cosas que los niños pueden hacer por ellos mismos, les mandamos el mensaje erróneo de que ellos no son capaces y que necesitan de alguien más; los estamos haciendo dependientes y poco capaces para resolver problemas de su vida cotidiana.
Muchas de las veces no permitimos el desarrollo de su autonomía debido a las exigencias actuales: siempre tenemos prisa y no tenemos tiempo para esperar a que nuestros hijos hagan las cosas, nos impacientamos y terminamos haciendo por ellos las cosas porque nosotros lo hacemos más rápido; también porque nos cuesta tolerar el error y el fracaso; tenemos también la necesidad de controlarlo todo, porque eso nos da seguridad (no han enseñado que educar es controlar). Priorizamos el resultado y no el aprendizaje que podrían tener nuestros hijos al dejarlos que realicen las cosas por sí mismos.
Para poder empezar a desarrollar esta autonomía en nuestros hijos, el primer paso es “soltar” y confiar en ellos, permitir que se equivoquen y que lo vuelvan a intentar, no criticarlos cuando comentan errores, evitar frases como “sabía que no podrías hacerlo”, “mira que mal lo has hecho”; valorar sus logros aunque sean pequeños y agradecerles la iniciativa que ellos tienen para realizar las cosas.
El importante “soltar” y no ser tan perfeccionistas. Si tu hijo quiere tender su cama, simplemente déjalo, aunque sepas que no lo hará como a ti te gusta; equivocarse es parte del aprendizaje.
Los niños mejorarán su autoconcepto cuando se sientan capaces de realizar cosas por ellos mismos, sin la intervención de un adulto. Los niños que se sienten capaces y contribuyentes, se sentirán más motivados y serán más felices.
“Cualquier ayuda innecesaria es un obstáculo para el desarrollo del niño”
María Montessori