¡MÁNDAME LOS MEMES!

Por Dona Wiseman

Mi papá está de visita.  Tiene 88 años y habla mucho sobre ser viejo y sobre el acercamiento a la muerte.  Ya se le adelantó mi madre y uno de sus hijos. 

Leí a una mujer que hace poco dejó por escrito instrucciones detalladas para su funeral, incluyendo música, posición del ataúd en el velorio, comidas específicas y horario.

En estos días estamos por festejar Halloween y Día de Muertos. 

Entonces me puse a contemplar eso de “la última voluntad” y la manera en que quiero (o quisiera) morir y el proceso que sigue. 

La verdad es que no me importa.  Vaya, a lo que voy es que aquello que se hace después de que me muera no es en realidad para mí, sino es para los que quedan.  Y les doy permiso anticipado de hacer lo que más les plazca. 

Me encantaría morir tranquilamente, como quien no se da cuenta de mucho.  Me gustaría que mi muerte pareciera un sueño lúcido y que fluyera de manera pacífica y suave.  Eso me gustaría.  Y luego no me importa nada.  Creo que sería importante que los demás (mis hijos en concreto) determinen qué les hace “feliz” en términos de funeral y sepelio y así.  Es un lío todo eso, e intentaré dejar todo pagado.  Y de una vez aviso:  Desconecten las máquinas.  No quiero. 

Sé que hay un poema que dice “en vida hermano, en vida”, y ahora creo que eso es lo que importa.  Más bien, es lo que valoro.  Si has de comer algo que me gusta, que sea conmigo, o cuando menos mándame una foto.  Si quieres compartir un buen vino, va.  Si ves algo que te recuerda a mí, regálamelo ahora.  ¡Mándame los memes!  Si quieres decirme algo, se va haciendo tarde.  Si sabes cuáles son mis canciones favoritas, cántamelas de viva voz.  Si quieres pedirme algo, adelante.  Creo que me falta mucho tiempo de vida, pero aún así…  Si tienes un deseo para cuando tú llegas al final y quieres que me encargue, dime.  Si te mueres de curiosidad de preguntarme algo, hazlo.  Prometo que, en el momento de irme, me iré.  No tengo claro qué sigue después de la muerte, pero estaré ocupada con ello. 

Les comparto un poema que escribí hace un buen tiempo:

Si amas dilo. 

Grítalo.

No lo calles.

No te unas a la multitud  

que se ha ido de esta vida  

al arrepentimiento.

No pidas perdón.

Decláralo.

Demuéstralo.

Llévalo a pasear por las calles.

Tómalo de la mano.

Preséntalo a tu familia,  

o cuando menos a tu recámara.

Vacíate en él.

Compártele cada bocado   

y cada aliento.

Arriésgalo todo.

Tiembla de miedo

y hazlo de todas maneras  

no sea que partas sin recoger  

o sin sembrar.

No sea que te vayas incompleto  

tal como llegaste.

Dona Wiseman

Psicoterapeuta, poeta, traductora y actriz. Maestra de inglés por casualidad del destino. Poeta como resultado del proceso personal que libera al ser. Madre de 4, abuela de 5. La vida sigue.

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