Por Laura Prieto
En casa es una constante pedirle a mi hijo que no deje al alcance de su hermana cosas pequeñas o que no quiere que agarre: obras Lego, piezas pequeñas, marcadores, lápices de madera, le repito una y otra vez que no los deje a la mano, me he topado con una bebé metalera de labios negros por comer marcador, le pregunté a su hermano si había dejado los marcadores cerca de ella y lo negó rotundamente, obviamente.
La misma instrucción es para mi esposo, no dejes tu celular, cartera, llaves, reloj, etc. al alcance de Sara, sino todas las tarjetas acaban regadas, o las llaves y el reloj perdidos a primeras horas de la mañana cuando más prisa se tiene.
“No se deje al alcance de los niños” es una instrucción que abunda en la mayoría de empaques e instructivos de cosas de uso cotidiano: shampoo, electrodomésticos, medicamentos, cremas, y un largo etcétera buscan salvaguardar la integridad física de los pequeños del hogar, y es simple: alejamos los peligros potenciales de nuestros niños.
Hoy te invito a llevar este consejo mas allá “no se deje al alcance de los niños”: las emociones negativas, el estrés y los problemas de adultos. Tratemos de evitar que nuestros niños nos vean inseguros, nos vean flaquear, nos vean con miedos, somos su roca, el timón de su vida. No dejemos al alcance de los niños la ira, el resentimiento, la envidia, los celos, que igual que un juguete filoso les pueden hacer daño profundo. No dejemos al alcance de los niños, conversaciones de adultos, evitemos que escuchen charlas no aptas para su edad, que contengan lenguaje soez o temas que no están listos para escuchar. No dejemos al alcance de los niños las cargas de adultos, los niños merecen vivir una infancia feliz, sin pensar en cosas que ellos como niños no pueden resolver. No dejemos al alcance de los niños nuestros sueños de juventud frustrados, no porque fallamos en algo, tratemos de que nuestros hijos vivan ese sueño por nosotros. Así como cuidamos el bienestar físico de los pequeños, alejando de su alcance objetos peligrosos, también mantengamos lejos lo que les puede dañar emocionalmente, hay tanto que es fácil dejar a su alcance: malos comentarios, mal comportamiento tan simple como pasarse una luz roja, juzgar a los demás, criticar, maldecir, estrés laboral, frustración, y un largo etcétera que como adultos lo vemos parte de la vida cotidiana, la vida adulta, pero ellos, pequeños, son esponjas, son plantitas en crecimiento que estamos nutriendo día a día con nuestras acciones, así que, cuidado, y revisa bien, lo que dejas al alcance de los niños.