Por Clara F.Zapata Tarrés
El mes de diciembre siempre representa una oportunidad para fortalecer nuestras redes de apoyo. Hoy justamente me presento transparente frente a mi papá, a mi mamá y mi hermana… Con todo lo que implica, con las miradas profundas y las voces altas; con las enormes ganas de que sea distinto y lo es…
Hoy miré a mi sobrino Juan con todo mi amor mientras saltábamos en modo “cámara lenta” del celular. Hace mucho que no reía tanto con unos ojos tan tiernos y amorosos. Juan es ligero, cariñoso y ha mantenido una relación fraterna y muy cercana con sus primas, mis hijas. Nos vemos quizás cada 6 meses o cada año. Siempre tiene un abrazo para regalar y un impulso incontrolable por querer a dos niñas de manera muy auténtica. Me invita sin querer, a jugar y a relajar el espíritu.
Juan de 15 años me provoca preguntas porque siempre pensaba en la protección, el cobijo, el abrazo de “adultos” o de “sabios” que estuvieran a mi lado para sentirme segura… Y me provoca acerca de la importancia de la pregunta sobre la definición de una red de apoyo.
En lactancia siento que eso queremos: seguridad, protección, estabilidad… Pero cuando te llegan de sorpresa el juego, el no importar qué sucederá, la improvisación y la transparencia de los sentimientos, me está pareciendo ahora, que podríamos recibir un regalo mucho más profundo y quizás igual de importante que lo otro. Y es algo que no pensamos casi nunca. Y es cuando la oxitocina puede llegar a circular por el cuerpo con libertad. La razón y la seriedad se recatan y uno logra olvidar que es adulto por un momento.
La red de apoyo se fortalece con todas y cada una de las personas que tenemos a nuestro alrededor: nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros familiares, nuestras parejas, nuestros hijos, nuestros amigos. Es esencial tener esta red de apoyo. Pero lo más, lo más importante, es que podemos elegirla. Elijamos esa que nos fortalece, que nos relaja, que nos da tranquilidad pero que también nos hace reír y sonreír.
¿Ya pensaste quiénes podrían ser esos seres maravillosos que te acompañen en el camino, en la lactancia, en la maternidad? Siente, mira a tu alrededor y como yo hoy, aunque sea después de bastantes meses y años y con enorme sorpresa, elije la sonrisa que te contenga, elije la mirada que te recuerde lo mejor de tu infancia y elije a esas personas y momentos que te hagan sentir que todo, todo, vale la pena.