Por Blanca Garza y Vero Barreda
Encontrarse un porro (cigarro de marihuana) en la habitación de tu hij@ no es una tragedia, pero tampoco es una tontería. Encontrarse un porro solo es un aviso de que hay que seguir educando. Es normal que padres y madres cuando realizan este descubrimiento o bien se alarmen de manera exagerada, “mañana mismo vas a hacerte un análisis de sangre”; “¡ya lo que te faltaba, drogadict@!”; “eres un/a decepción”, etc.; o bien, le quiten importancia, “no pasa nada”, “son cosa de adolescentes”, “ya se le pasará”.
Si bien es cierto que no nacemos sabiendo ser madres/padres, eso no es una excusa para no prepararnos a los desafíos de estas épocas.
Pero ¿cómo actuar?
1.- CALMA y para calmarse hay que controlar lo que pensamos, no puedes hablar con tu hijo o con tu hija desbordado por el miedo. Lo que tienes que decirle lo tienes que decir con tranquilidad, con firmeza, con seguridad y sin miedo. Así que hasta que no estés calmado no digas nada.
2.- INFÓRMATE. ¿Cómo vas a hablar de drogas con tus hijos si tú no tienes información veraz, auténtica, fiable? La información te ayudará a actuar de manera más racional.
3.- HABLAR, pero hablar los padres, decirle cual es su opinión respecto al consumo, cuidando de no decir nada que le haga creer que si es de forma esporádica cuenta con tu aprobación, pero cuidando igualmente de no hacer un drama que los lleve a los hijos a decir “¡qué exagerados son!” y no tengan en cuenta nuestras propuestas. Hablar con adolescentes no es tarea sencilla y menos de temas que ellos quieren esquivar. La información que hay que trasmitir es que en la adolescencia las drogas, al igual que el alcohol, el tabaco y resto de adiciones son potencialmente más peligrosas porque actúan sobre un cerebro en formación, sobre una personalidad en construcción. Los padres podemos entender el comportamiento de nuestros hijos, pero eso no significa estar de acuerdo, así que nuestro mensaje debe ser siempre, Drogas No.
4.- ESCUCHAR qué dicen nuestros hijos e intentar entender qué es lo que dicen. Es muy probable que le quiten importancia, que te digan que lo hacen todos, que les digan que son beneficiosas, o que les ayudan a resolver sus problemas. El papel de los padres es ayudarlos a que vayan desarrollando un pensamiento crítico que les haga capaces de tomar sus propias decisiones y preservar su salud, por esta razón, utilizar lo que ellos dicen para buscar otras alternativas, por ejemplo, cuando digan “es que lo hacemos todos” puedes preguntar “¿Porque lo hacen todos, es bueno?”; “¿Cuáles son los beneficios de “colocarse”?; ¿Si tienes problemas, no crees que hay otra manera de afrontarlos?, ¿Necesitas ayuda?, ¿sabes que puedes contar con nosotros siempre?
5.- GUIAR Y SUPERVISAR, esta es la tarea de los padres y madres y más aún cuando el comportamiento de nuestros hijos nos preocupa. Pero para guiar y supervisar hay que controlar el miedo, hay que estar convencido del valor de educar y hay que persistir día a día en esta tarea. Estar atentos al comportamiento de los hijos no es estar “obsesionado”, es sencillamente hacerles notar que nos importan muchísimo y que los padres, a su pesar, vamos a estar siempre presentes en sus vidas porque ellos lo están en las nuestras.
6.- Y no me gustaría terminar este artículo sin dar un “toque” a padres y madres que fuman porros delante de sus hijos. Les recuerdo que los padres son adultos y tienen capacidad de autorregulación, pero los hijos aún no han adquirido esa capacidad y hacen lo que ven.
Son muchos los peligros que acechan las vidas de nuestros hijos y por esa razón los educamos para que ellos aprendan a preservar su salud.