Por Annalee Carreón
¿Se han puesto a pensar que harían si su hijo adolescente llega y les dice que sus preferencias sexuales no son tal vez las que uno espera?
Pues les cuento, en ese momento pasan tantas cosas por la cabeza de una madre, mil preguntas, como ¿qué hice mal?, ¿en qué falle?, y como buscando un culpable, piensas “no quiero que mi hijo sufra”, y esque seamos sinceras, el camino para este tipo de adolescentes la sociedad se los hace difícil, es difícil entender estas situaciones, y lo que menos queremos como madres es ver sufrir a un hijo.
Aunque sinceramente es imposible, no podemos meterlos en una burbuja por siempre, deben de tener sus propios tropiezos, lo importante es estar ahí, a su lado, mostrarles el mejor camino, guiarlos y estar ahí para cuando las cosas se pongan difíciles.
Llega un momento al analizar todo esto, que te das cuenta que la preferencia sexual es lo de menos, pues sentimos igual, al final de cuentas somos seres humanos independientemente de la preferencia, y es en ese momento que todas las dudas se van, la mente se aclara y lo único que tienes por seguro es que es tu hijo(a), y que lo amas tal cual es.
Lo ideal es hablar con el o ella y dejarle bien claro que estarás ahí a su lado sin importar nada, y un punto importante es hacer nuestros propios tabús a un lado, hacerles sentir la confianza de que nos pueden platicar de todo y no nos asustaremos, que cuando su mundo sienta caerse, estaremos para sostenerlo.
Es un aprendizaje diario que con amor se logrará juntos. Un hijo es una bendición en cualquier envase. / ACÉPTALO Y ÁMALO