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DESDE EL EGO

Por Mayte Cepeda

Usualmente, si voy a escribir sobre algún tema informativo, pues obvio que investigo, me documento y trato de reunir los datos necesarios para no solo confiar en lo que traigo adentro y que alguna vez aprendí o experimenté. Me da miedo arriesgarme a que lo que leas, sean únicamente voces desordenadas de mi mente.

Pero en esta ocasión, creo que sería más genuino platicar del ego desde lo que escucho y tengo dentro de mi ser, usando –un poquito sí– el mismo ego. Tampoco creo caer en la mal información, pues de una u otra manera todas hemos experimentado el sentir, vivir, escuchar y actuar desde esa vocecilla interior a veces chiflada, a veces no, llamada ego.

Y bueno, a todo esto, ¿qué es el ego? ¿lo podemos definir?

De entrada puedo decirte que el ego es un algo no tangible y que lo traemos dentro y puede manifestarse de muchas maneras, obligándote a ti (su propia humana) a que hagas o actúes de acuerdo a lo que éste indique, si es que no lo tienes domado aún. Si ya lo has domado, digamos que entonces es un algo que traes dentro con el que negocias muchas cosas relacionadas directamente con lo que te define como persona, lo que marca tu personalidad y tus relaciones con el entorno.

¿El ego es bueno o es malo?

Ponerle una cualidad así de radical creo que sería incorrecto. Más bien, el ego en algunas ocasiones y circunstancias puede actuar en nuestro beneficio propio, pero en otras, puede ser que atente contra ti misma y ponga en riesgo tu estabilidad mental y emocional o la relación que tienes con tu entorno –pareja, hijos, familia, amigos, trabajo–, por eso, aunque no sea muy conveniente ponerle una cualidad o calificativo, creo que al menos si debemos identificarlo cuando entra en acción y evitar riesgos o problemas por no enfrentarlo a tiempo.

Digamos que, hasta cierto punto, el ego te puede ayudar frente a una situación de riesgo: por ejemplo, hoy en día que está en casi todas las conversaciones el tema de la violencia de género, el ego puede ser una herramienta indispensable para detectar cuando alguien está dañando tu autoestima y ayudarte a actuar rápido para evitar mayores daños y consecuencias. Basta con saber identificarlo, escucharlo y tener la fuerza de voluntad necesaria para detener a quien o lo que te está haciendo daño, y si no puedes detenerlo, por lo menos buscar ayuda.

¿Cuándo hay que tener cuidado con el ego?

Cuando no lo reconoces bien, lo dejas actuar, decidir por ti y, por ende, afectarte a ti. ¿Quieres ejemplos? Equis discusión con tu pareja, en la que te guste o no, sabes que quien la regó primero fuiste tú y aún así el ego le habla al orgullo y el orgullo te frena a dar el paso o tener la iniciativa para arreglar y evitar que avance el problema y, en lugar de ello, una simple discusión se convierte en un problema fuerte y todo por culpa del ego al que no supiste reconocer y domar y ¡tómala! tienes a tu pareja enfadada por algo que sabías que podías arreglar a tiempo y no lo hiciste.

Otro ejemplo: en tu espacio laboral, te enteras que inventan por ahí un chisme que tu sabes que no es verdad sobre alguna compañera o compañero de trabajo que, por cierto, nunca te ha caído bien o no llevan buena relación laboral y sabes que está en tus manos detener ese chisme, pero ¡pum! el ego te invade y le avisa a la soberbia que se ponga las pilas y, sin que lo veas venir, te quedas callada, dejando que ese rumor crezca y afecte a esa persona, pues aunque tu sabías que no era verdad, no hiciste nada para impedir que se propagara por ahí. ¿Quieres más ejemplos? Con los hijos, cuando regañamos o imponemos un castigo a uno de ellos por algo que no fue su culpa y al darnos cuenta de ello, en ocasiones no admitimos cuando hubo un error de nuestra parte y por culpa del ego seguimos firmes con el castigo; creo que la gran mayoría hemos pasado por una situación similar. Con estos ejemplos siento que es más que suficiente para saber que el ego también puede provocarnos caer en situaciones negativas que pueden ser perfectamente evitables.

Creo que lo importante es tener bien claro que el ego ahí está dentro de nosotros, no se irá fácilmente, es como un acompañante permanente y a a veces intolerante, pero un buen ejercicio para aprender a lidiar con él, es escuchar esa voz interior y aprender a conocernos bien a nosotras mismas; a saber reconocerlo cuando está a punto de detonarse y enseñarnos a controlarlo y domarlo. Unas excelentes herramientas para trabajarlo día con día, son la meditación para el autoconocimiento, la entrega diaria a esa fuerza superior que llamamos Dios y la práctica constante de actuar con los demás como nos gustaría que actuaran con nosotros. La verdad es que estas tres herramientas son muy fáciles, solo está en que, de corazón, queramos practicarlas. ¡Namasté!

IG: @yogamayte

Mayte Cepeda: Yogini ~ abogada ambientalista ~ mamá ~ esposa ~ hija ~ hermana ~ enamorada de la naturaleza, la vida, la familia, los libros y la música ?
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