Por Annalee Carreon
Cuando tenemos hijos, siempre buscamos lo mejor para ellos, pero no existe un manual que nos muestre el camino, conforme se van presentando las situaciones vamos tomando decisiones, entonces ¿Cómo saber que es lo mejor para ellos?
Creo que es aún más difícil cuando somos mamas divorciadas, pues queda la mayor parte de la responsabilidad en nosotras, entre nuestro proceso y el mantener a flote a nuestros hijos, dividirnos en mil pedazos y aparte estar enteras para que todo suceda, y bueno, no negaremos que es muy lindo estar en casa y dedicarnos al 100% a ellos, pero estamos quienes ya no tenemos esa opción y tenemos que salir a trabajar y equilibrar todo a nuestro alrededor, y es ahí cuando comienza la travesía.
El comenzar a abrir un camino laboral y equilibrarlo con nuestro rol de madres, tener que dejar encargados a nuestros hijos o en casa, llegar de trabajar y estar cansada pero aun así tener esa sonrisa que sostiene a nuestros hijos, no es fácil, pero con el amor que nos mueve no hay imposibles; hoy te puedo decir, SI SE PUEDE, aunque haya días que sentirás no poder más, todo va a pasar y todo se acomodara para bien.
Los hijos tratan de entender y apoyar, pero ¿qué pasa cuando tenemos que trabajar fuera de la ciudad?
Creo que es ahí cuando comenzamos con una lucha interna entre un crecimiento personal que al final será beneficioso para nuestros hijos y la culpa de estar lejos de ellos.
Pues considero que es valido seguir ese sueño de crecimiento personal o profesional, no creo que debamos sentir culpa, llegara un punto que nuestros hijos vean lo que logramos y es sientan orgullosos, en que seamos un ejemplo para ellos, que vean que las cosas se pueden lograr, que no hay imposibles, que a pesar de las circunstancias salimos adelante.
Entonces volvemos a nuestra pregunta inicial ¿qué es lo mejor?, he llegado a la conclusión que lo mejor para nuestros hijos es que mamá este bien, este feliz, aparte lograr que no les falte nada y que sin importar si estamos lejos o cerca estemos diariamente presentes en sus vidas.
Yo no digo que sea fácil, pero si lo que nos mueve es el mismo amor que les tenemos, todo podrá resultar maravilloso.
Llenemos de amor a nuestros hijos sin importar la distancia.