Por Dennis Charles
El cerebro del niño se conecta y se entrena mediante la repetición; es por eso, que las rutinas son importantes ya que brindan seguridad, coherencia y pertenencia; ayuda a los niños a comprender qué sigue después.
Las rutinas son indispensables; sin embargo, en estos tiempos, se hacen más necesarias; ya que, con ellas, estaremos beneficiando no sólo la salud física de nuestros niños, sino también, su estabilidad emocional, lo que impactará a su vez, de una manera positiva, en su conducta.
En medio de esta contingencia, los niños han sido obligados permanecer en casa las 24 horas del día; es por eso por lo que las rutinas nos ayudarán a organizar todas las actividades que forman parte del día.
Las rutinas no es establecer un horario, de hecho, las rutinas no se organizan por horas (como en la escuela) sino por actividades. La clave de su éxito es permitir que los niños se involucran en la creación de éstas.
Para realizarlas, debemos crear al menos, tres rutinas: mañana, tarde y noche. Podemos empezar con la rutina de la mañana preguntándoles a los niños: “¿Qué necesitamos hacer durante la mañana?”. El niño hará una lluvia de ideas de todas las actividades que necesita hacer por la mañana. Posteriormente, tenemos que ayudar a los niños a ordenar las actividades. Con los niños pequeños, tendrás que decidir el orden en que se realizarán las tareas. Con los niños mayores en edad preescolar, puedes preguntarles en qué orden les gustaría realizar las diversas tareas. Es importante involucrar a los niños en la solución de problemas. Cuando tengamos ya nuestra lista de actividades y de manera ordenada, le pediremos a los niños que la transcriban en una cartulina, de manera llamativa; al terminar, la rutina se colocará en un lugar visible. Finalmente, hacemos lo mismo con la rutina de la tarde y de la noche.
Con niños más pequeños, podemos tomar fotografías de las actividades, o hacer dibujos o recortes. Involucra a los niños tanto como sea posible en crear y seguir las rutinas. En lugar de dar instrucciones, pregunte “¿qué sigue en nuestro cuadro de rutinas?” Invita a los niños a ir al cuadro y señalar los siguientes pasos.
Es importante que, en estos días, nuestras rutinas incluyan momentos de limpieza y lavado de manos. También debemos incluir las actividades académicas y físicas; dando prioridad al juego libre.
Las rutinas pueden ser flexibles, es por eso que no llevan un horario. Podemos permitir a los niños que realicen las actividades establecidas en el orden que ellos decidan. Recuerda que hay que permitir que los niños elijan sus actividades. Si al realizar la lluvia de ideas, ellos sugieren algo que no es factible, sólo podemos comentar: “esa actividad no puede ser parte de la rutina de la mañana, que tal si lo dejamos para la rutina de la tarde”. Otro punto importante al armar rutinas es preguntarles lo que se NESECITA (¿qué necesitamos hacer antes de dormir?) y no lo que ellos quieren hacer.
Por último, debemos evitar recompensarlos por las actividades que ellos realizan, ya que la recompensa degrada la tarea, le quita al sino el sentimiento de competencia y desvían su atención al premio.
Recuerda, cada familia tiene una dinámica diferente, por lo que las rutinas dependen de la organización de la familia. Estos tiempos difíciles pueden permitirnos conectar con nuestros niños, pero para eso, es importante tomarlos en cuenta y escucharlos.