Por Blanca Garza y Vero Barreda
Ayer mientras me dirigía a mi clase de canto me quedé pensando durante el camino, ¿cómo pude tardarme tanto en tomar la decisión de entrar? Si en realidad es algo que siempre supe que quería hacer, siempre algo muy en lo profundo de mi me lo gritaba ansiosamente, cómo pude postergarlo tanto; y de ahí llegaron a mi varios pensamientos.
Entre ellos que en definitiva uno debe de estar totalmente lleno de las cosas que ama. Es decir, todo tu alrededor debería de ser cosas que disfrutas, que te apasionan, que te desconectan de las frivolidades de la vida y te acercan a tu yo más feliz y dichoso. Para que exactamente eso puedas dar.
Si bien todas y todos nacimos para algo y tenemos una misión y absolutamente a todos nos apasiona algo, no todos los tienen igual de claro, ni lo descubren en el mismo momento de la vida.
Si tu pasión es ser abogada y defender gente y ser la mejor. Hazlo. Si aparte te apasiona tocar la guitarra o siempre has querido hacerlo. Hazlo. Si siempre has querido entrar a clases de baile porque eso te mueve, hazlo. Llena tu vida de todas esas piezas que falten y que te hacen vibrar. Porque no deberías de estar haciendo menos. Si por alguna razón en este momento no puedes hacer todas, ten bien claro cuáles son esas cosas y haz todo lo posible por empezar a llenar tu vida de ellas a la brevedad. Porque es tan sencillo, e insistimos en complicarnos, buscarle razones por las que no se pueden, porque esa idea nos vendieron y aun más preocupante, esa idea compramos.
Ya es muy tarde, no hay dinero, hay prioridades, no hay tiempo, bla, bla y más bla. Excusas hay muchas al igual que razones para intentarlo. Pero tus ganas tienen que vencer a tu miedo, lo antes posible. Miedo al que dirán, miedo a ser juzgada, miedo a no lograrlo, miedo a lograrlo, miedo a atreverte, miedo a ser la mejor. Nada vence al miedo con tanta vehemencia como las ganas y como atreverte.
Dar un paso en la dirección correcta te abrirá el camino hacía muchas otras buenas decisiones. Pero hazlo y hazlo ya. Porque de nada sirve desear algo, tener ideas, saber que mereces más, si tu miedo siempre taladra en tu cabeza la idea de que no eres lo suficientemente buena, lo suficientemente joven, madura, vieja, inteligente, etc.
Porque cuando una quiere, cuando la pasión que brota de tu ser es tanta que no te deja dormir en las noches imaginando todo lo que harías, y te despierta a medianoche, solo significa que tienes que hacerlo y pronto. No hay mayor bendición que descubrir que es eso que apasiona tu vida, que te levanta por las mañanas con la seguridad de seguir creciendo, haciendo y aportando. Con las ganas de ser y hacer más.
Muchas de nosotras no logramos llegar al fondo de nuestro ser y descubrir que es lo que nos mueve, gracias a nuestras barreras emocionales, del mundo, etc. ¿Sabes una cosa? eso siempre ha estado y estará ahí, esperando a que gires tus ojos y tu atención hacía esa dirección. Porque el día que te levantes y no dejes de trabajar duro y persistentemente por alcanzar lo que te apasiona, estarás rodeada de todas las cosas que amas y disfrutas de la vida.
Nunca es tarde para empezar, pero si pudieras comenzar a ser feliz hoy, estoy segura de que no esperarías a mañana. Creo ciegamente que eso necesita el mundo, que uno haga lo que disfruta y así, cuántas cosas cambiarían.