Por Blanca Garza y Vero Barreda
Me describo como una mujer muy intensa, de emociones, de pensamientos, de acciones, cuando siento, siento hasta la más pequeña célula de mí, porque o doy o no doy, las medias tintas jamás han ido bien conmigo. Y por lo mismo creo que busco rodearme de personas que sientan con la misma intensidad, que amen con la misma intensidad, que vibren y estallen con lo más pequeño hasta con lo más grande. Buscamos a quienes tengan las definiciones más parecidas a las nuestras y el paisaje con las mismas tonalidades, el cielo y el tono de azul. Porque nos hacen sentir más dentro del camino.
Las cosas son, algunas nacen siendo y otras tantas se forman con el avanzar del camino, te gusten o no. Las aceptes o las niegues. Es decir, si naciste siendo huracán no deberías vivir queriendo ser una tormenta, o queriendo ser una laguna cuando llevas un mar por dentro.
Es tan común entre los seres humanos privarnos de nuestras propias emociones, no sabemos manejarlas, nos asustan y a su vez nos volvemos esclavos de la opinión ajena, de lo establecido, de lo que alguien dijo que era lo correcto, de lo que alguien dijo que estaba bien y que estaba mal.
¿Sabes algo? Yo difiero, siempre he pensado que el bien y el mal son algo muy pero muy subjetivo, muy complejo y conceptos demasiado superficiales para la profundidad del ser humano. Lo que está bien para mi puede no estarlo para ti, sin embargo, eso no lo convierte en verdad absoluta. Ni mucho menos que la mayoría piensen una cosa, eso no te debería hacer aceptarla si no la vives así, si no la sientes como algo tuyo, o si te hace ir en contra de lo que crees o de lo que eres, aunque seas minoría, si sientes como pocos, también descubrirás lo que otros no.
No puedes vivir una vida enterrando las emociones que nacen de ti, porque justo esas te definen, te hacen y te forman en la persona única que eres, esas altas y esas bajas, esas curvas y esas rectas. Esa intensidad o esa pasividad, cada cosa que sientes está ahí para ser escuchada, no para ser ignorada, nos da tanto miedo sentir lo que la gente no debe sentir, hacer lo que la gente no debe hacer, pensar lo que no debemos pensar y hasta imaginar lo que deseamos.
Ahora, no me quiero ir a extremos, y me refiero a todo aquello que te brinde bienestar y una mejor calidad en tu vida, en tus pensamientos, en tus acciones y en tu día a día. Como en todo, debes procurar un equilibrio, ni muy muy, ni tan tan, dirían por ahí.
Lo que te nace del corazón, nace por algo, y es lo que debes hacer y lo que debes sentir, no lo detengas porque alguien te diga que lo detengas, ni lo enjaules porque en alguna parte dice que no es lo correcto, si tu corazón, tu mente y tus pensamientos te dicen que es lo correcto, eso haz, porque los estereotipos son para cuerpos no funcionan con corazones, son para gente que no quiere sentir, para gente que tiene que comportarse conforme a lo que es bien visto y a lo que no, y no conforme a lo que sientes o a lo que no.
Sin embargo, lo que es, es, por más que lo niegues o lo cubras. Y si tú quieres ser, sé lo que te venga en gana y disfruta cada instante de locura que venga con ello, hazte un favor y no dudes ni te arrepientas de ningún paso que des, porque con cada huella solo te acercas un poco más a lo que fuiste llamada a ser.