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GELATINA DE MANGO PARA CURAR

Por Mónica Sosa

Todos tenemos personas que marcan nuestra vida por diferentes razones, hoy les quiero compartir la historia de alguien especial de esos que son ángeles en la tierra (y ahora también en el cielo, ¡abrazo hasta allá) y aunado a esta pequeña historia les comparto una deliciosa receta de una gelatina de mango muy especial.

La historia comienza al adquirir la casa, era un fraccionamiento nuevo y con lo antisocial que era/soy, no me interesaba mucho conocer a mis vecinos (si me leen, después de 5 años aún no me aprendo los nombres de todos ¡Perdón!).

Uno de los primeros días de vivir ahí después de mi trabajo, regresando a casa estaba ella en su porche; eran bien conocidos por mí como los vecinos “ricos” (esa historia no se las voy a contar pero es chistosa), entonces, decidí hablarle a la amable señora esperando que no fuera como mi vecina anterior que me ponchó dos llantas con un pica hielos por haberle dicho que se despegara un poco de mi auto por favor, ella estaba en mi cochera, pero pues tenía problemas internos sin resolver; bueno regresemos a la historia, caminé un par de casas y le digo: Buenas noches vecina, ¿Que días pasa la basura? (Si, eso le pregunté) ella contestó: Martes, jueves y sábado (información que cura) a lo que asentí con un simple: ¡Muchas gracias! Y ella solo contestó: De nada, Soy Martha (¡Había olvidado presentarme!).

Después de mi maravilloso primer encuentro con la Señora Martha quisiera decir que hicimos una buena amistad pero no considero que si quiera yo pudiera ofrecer eso, no fuí ni un pelito de lo buena vecina que ella era (mejor dicho, lo es, porque me regaló tantas cosas que no hay como regresarlo, incluyendo un par de amigos a los que quiero mucho, ¡Saludos!).

En 2016, tuve a mi hija, y sin mucha ayuda en casa (por diferentes circunstancias y por decisión y aquí mi consejo de oro: mamás primerizas tengan siempre, SIEMPRE su manada, su grupo de amigas, su hermana, su mamá o en quien más confíen), entonces ella contenta de ir a conocer a mi china llegó a la casa con una deliciosa gelatina de mango, me intercambió una porción y yo le entregué a mi retoño que se durmió en dos segundos en sus brazos. (Algunas veces en la noche quería hablarle para que repitiera la hazaña), les aseguro que me supo a gloria, yo no sé si fue mi cara post-cesárea con ojeras, o la caja de pollo frito en el comedor a mis 6 días de haber tenido la cirugía o que me terminé el postre de un bocado que me dijo: ¿Ya comiste? A lo que contesté con una mentira piadosa: si Señora no se preocupe. Pero como toda madre ella sabía que no era cierto. Fue a su casa y trajo algo de comida decente para mí condición, pero para ser honestos, no recuerdo que era ya que su gelatina de mango es insuperable. Aún se me quiebra la voz cuando llego a contar está historia y al recordarla.

Pero a lo que veníamos, a la receta:

16 porciones (aunque esa vez no compartí)

Ingredientes:

1 Queso crema (220 gr.)

1 Lata de leche evaporada

2 1/2 Tazas de agua

3 cajas chicas de polvo para preparar gelatina de mango

1/2 Taza de azúcar

1/2 Taza de nuez picada

4 Mangos (La pulpa cortada en cuadritos)

Para prepararla lo primero en hacer es licúar el queso crema con la leche evaporada y reservar. Hervir el agua y disolver la gelatina y el azúcar; agregamos esto a mezcla previa en la licuadora. En un molde para gelatina, colocamos en el fondo nuez y los trozos de mango, agregamos la mezcla, dejamos que cuaje y ¡A disfrutar!

Me encantaría que se dieran la oportunidad de prepararla y me mandaran sus comentarios a mi blog personal: De Mujer a Mujer, de Mamá a Mamá, en FB

Monica Sosa: Nací y crecí feliz en Parras, Coahuila. Tuve que cambiar de ciudad por una mejor oferta académica y poder desarrollarme profesionalmente a la ciudad de Saltillo, Coahuila, donde actualmente vivo. Soy Ingeniero Industrial y de Sistemas, soy emprendedora y me apasiona escribir y compartir lo que la vida, el amor y la maternidad me han enseñado, mi vocación favorita es ser mamá de Camila.
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