SEGUNDA PARTE
Por Blanca Garza y Vero Barreda
Una vida sencilla nace a partir de dos acciones: una toma de conciencia y una puesta en práctica. Y hablando de llevar a cabo, quiero compartir contigo algunos cambios que he ido haciendo en mi vida, o que tengo pensados hacer, como he ido cambiando algunas costumbres. En el artículo anterior mencionamos 3 principios, reglas, consejos para llevar una vida sencilla: consciencia, sencillez y respeto; ¿lista para los principios que compartiremos hoy?
4. Moderación: Poco a poco, los cambios vendrán a tu ritmo, es importante no caer en el radicalismo o inmediatez. Algunos cambios te exigirán ser más estricta, mientras que otros podrán ser más paulatinos. Es importante que tu propio criterio valore la necesidad de determinación de estos cambios.
5. Sinceridad: Antes que con nadie, contigo misma. Es importante que aceptes que no hacemos todas las cosas bien. El reto será ser honesta y autocritica sin caer en la autoculpabilidad. Pero si sabes que hartarte de panecitos te perjudica, sé franca y sustitúyela por fruta. Si sabes que ese vestido no te lo pones nunca, ¡sé honesta y dónala!
6. Valentía: ¡No tengas miedo a ser un haba en una familia de frijoles! Solo estate segura de lo que haces y de los motivos que te llevan a hacerlo. ¿Quién es más rara? ¿La que trabaja 60 horas a la semana para pagar una casa donde nunca está? ¿O la que trabaja 30 y vive en una casa de lo más acogedora, disfrutando de la familia, de horas de lectura, de tiempo libre para hacer lo que realmente le gusta…?
7. Vive en el aquí y ahora: quizá una frase algo trillada, y aún así seguimos ansiosas por un futuro que nadie puede garantizarnos que va a existir. Vive el HOY. ¿Hoy que te hace feliz? ¿Hoy que quieres hacer? ¿Hoy que te alimenta, que te motiva?
8. Autoestima: Si te amas te cuidas, te consientes, te respetas. ¡Ámate! De esta forma tus nuevos hábitos tienen una razón de ser: te amas. Recuerda que si no lo haces, poco te importará como vives o como te sientes.
9. Lentitud: ¡Sí! A dedicarle a cada actividad el tiempo que se merece. El mundo no se termina si haces las cosas un poco más lentas y esto te garantiza más posibilidades de éxito en cuanto a la efectividad y el placer. La probabilidad de equivocarse cuando haces algo rápido son mayores que cuando lo haces de manera pausada. OJO: no confundamos ser lenta con indecisión, esto no tiene nada que ver.
10. Esencia: ahora más que nunca, dentro de esta contingencia, recupera lo natural, volvamos a lo básico. Si analizas el porqué de las cosas, encontrarás su naturaleza y verás que muchas veces vivimos en contra de lo natural, de lo espontáneo. Si existen el día y la noche son para vivir y dormir respectivamente. Si tienes músculos y articulaciones son para moverlos. Si tienes dientes son para masticar. Si tienes ansiedad es para avisarte de que pares, no para que continúes estresado.
¿Cómo vas hasta aquí? Comparte con nosotras y no te olvides, continuamos en nuestra próxima columna…
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