Por Dennis Charles
Somos muchos los padres preocupados por la manera en que nuestros niños han cambiado su conducta; ahora muchos de ellos se muestran tristes o tienden a reaccionar con enojo ante cosas que no tienen sentido para nosotros. No son los mismos niños de antes, y tal vez tenemos que aceptar esta idea y entender que jamás volverán a hacer como eran antes.
Esta situación tan atípica, tan extraña y jamás imaginable, nos ha afectado a todos de maneras distintas. Nosotros adultos no logramos aún asimilar todo este aislamiento, todas estas precauciones de higiene que debemos tomar y adoptar ahora y, tal vez para siempre, o al menos por un buen tiempo. Vivimos en la incertidumbre de no saber hasta cuando estaremos así, y esto nos genera miedo, frustración, tristeza y enojo.
El cerebro del niño aún sigue en construcción.
Pero a diferencia de los niños, nosotros los adultos tenemos la gran ventaja de que nuestro cerebro tiene una mayor corticalización que el de los niños; esto significa que, gracias a nuestras experiencias a lo largo de todos estos años, hemos logrado establecer a nivel neural, una mayor sinapsis y maduración que nos permite integrar nuestros pensamientos para regular nuestras emociones, bueno, esto debería sucedernos casi siempre.
Debemos entender lo siguiente, el desarrollo del cerebro se empieza del centro hacia afuera, y en la parte central del cerebro están todas las emociones y toda la parte encargada de las funciones de supervivencia. La última parte del cerebro que termina de desarrollarse es precisamente en donde se encuentran todas las funciones superiores que nos permiten controlar nuestras emociones y dar respuesta a los conflictos.
Los niños no se comportan así por decisión propia, esto se da simplemente por que aun su cerebro está en construcción y que esta parte pensante de nuestro cerebro se desarrollará con entrenamiento y práctica, para que las neuronas logren comunicarse y llegar hasta esta última parte del cerebro.
¿Cómo deben de reaccionar los niños ante situaciones atípicas?
Ahora podemos entender que la autorregulación es una habilidad que se aprende y se entrena, y también ya comprendemos que estas conductas son normales en ellos. Ahora también debemos entender que las conductas inadecuadas no son sólo por falta de maduración cerebral, la mala conducta es la manifestación de que algo sucede en ellos, pero debido a esta falta de maduración en su cerebro, los niños no cuentan con herramientas para manejar sus sentimientos de una manera más adecuada.
Los niños han perdido lo más valioso que tenían: sus amigos, su escuela, sus salidas y paseos familiares. Y al igual que en cualquier pérdida, están pasando por las típicas etapas de un duelo. Desde llanto hasta la rebeldía, son conductas que se experimentan ante cualquier pérdida, y que todos hemos experimentado alguna vez.
Nuestra misión: ayudar a que nuestros niños regresen a la calma
No nos queda más que comprender a nuestros niños, ser empáticos ante esta gran pérdida a la que se están enfrentando. El primer ingrediente para esto es nuestro amor y luego nuestra paciencia. Debemos ayudarles a nombrar sus emociones y permitirles que las sientan y las expresen, pero buscando maneras más positivas para manifestarlas. ¿Mi hijo está enojado? Debo decirle que está bien sentirse así, que también nosotros nos sentimos de la misma manera, pero que estamos con él para ayudarlo a encontrar la manera para que pueda regresar a la calma; decirle que puede correr, gritar, llorar, cantar, pintar o saltar para sacar su enojo; pero sin olvidar que no podemos lastimar a los demás.
Nadie nos preparó para algo así, ninguno de nosotros pensó hace un año que nuestros hijos tomarían sus clases por línea; nunca pasó por nuestras mentes tener que cambiar nuestros estilos de vida; nunca pensamos en lo difícil que podría ser. Pero los humanos tenemos una gran capacidad de adaptación que los niños pueden aprender fácilmente, pero esto depende en gran parte de nosotros, de nuestra manera de afrontar las situaciones, porque los niños aprenden de lo que captan sus sentidos, aprenden de nosotros.