DE CHIHUAHUA A COAHUILA

Por Dona Wiseman

Soy un animal insensible.  Embrutecida.  Mi ansiedad por sobrevivir no deja espacio a más.  Voy por la vida como aplanadora.  Claro que no tengo la intención consciente de vivir desconectada de esa manera. Soy neurótica, no pendeja.  Y tampoco soy mala.  Estoy convencida de que las personas hacemos lo que hacemos con entrega total a nuestras convicciones o a nuestra falta de convicciones.  No cuestiono las convicciones en si aunque, tal vez, algunas no sean muy afines con la convivencia entre individuos, familias y sociedades. 

Chihuahua es tierra de lucha por los derechos humanos. En plazas, paredes y calles hay señales de esta lucha.  Asuntos de indígenas o mujeres o de mujeres indígenas, de tierras y de revoluciones.  No son temas nuevas. No me hagan mucho caso pero, un guía comentó que existe una palabra rarámuri para “mujerzuela” y otro guía dijo que entre rarámuri el hombre y la mujer gozan de igualdad (dio un ejemplo creible, más no sé cómo tomar estos temas).  Repito.  No son temas nuevos.En la ciudad de Chihuahua, en una plaza hay un monumento grande a los policías acaecidos en el ejercicio de su deber.  Sé que para algunos la policía es el enemigo, pero también es cierto que el “enemigo” en cualquier caso es otra persona que lucha y se sacrifica por lo que cree.  Tal vez es imposible saber en todo momento quien lleva el estandarte de la justicia. La justicia y la verdad.  Términos tan complejo de asir, de entender, de dialogar, de negociar. 

La justicia es difícil de ejercer, especialmente cuando somos culpables – cuando yo soy culpable – de haber actuado en contra de ella, eso asumiendo que no solo actué en contra, sino que pude darme cuenta de ello y aceptarlo.  Es muy posible que yo también considere, o me sienta totalmente segura de que estoy en persecución de un ideal del cual estoy convencida.  

Hay temas sobre los cuales no alcanzo pronunciarme y otros que tengo claros.  Existen aún otros cuya importancia apenas voy percibiendo.  Hoy día, compañeros míos están librando una “demanda” por la justicia ante afrentas por parte de un funcionario público.  No es la primera vez que pasa una situación de este índole, pero YA ES HORA DE DEJAR DE CEDERLES UN LUGAR DE HONOR A LOS “TÍOS INCÓMODOS” que abundan en nuestras familias.  Ésa es mi declaración.

Soy un animal insensible y, como tal, es muy probable que he sido ofensiva y que mis convicciones no sean las tuyas.  Para mi, otro ser humano no es un atractivo turístico.  La frase, “A su derecha verán a una mujer rarámuri corriendo”, me cimbra y me ofende en lo más profundo de mi propia dignidad.  Y no, no quiero meterme a la casa-cueva de Petra y su familia.  No sé si estoy siendo insensible o hipersensible, ni sé si estoy reaccionando ante el otro o ante el animal herido que llevo dentro y fuera de mi misma y que es parte integral de la estructura que define quien soy…más bien quien no soy.

Luchamos, los que luchamos, por lo que realmente creemos.  Todos.  Y desde allí mi respeto y admiración hasta por las luchas que no comparto.
Tengo una amiga que ha diseñado cubrebocas que están en venta con la intención de mantener a sus costureras activas y con opciones se supervivencia.  Sus cubrebocas tienen frases y me regaló uno con la frase perfecta para mí.  Dice, “ni así me quedaré callada.”  

Soy un animal insensible.  Durante mucho tiempo no hablé.  Ahora no dejo de hablar.  Mi intención es justo la lucha.  Pocas veces he sentido que es mía directamente, o tal vez solo me parece así por lo desconectada que estoy y soy – porque no termino de darme cuenta de mi propio dolor y de las injusticias y maltratos que he sufrido (pero ese es otro tema). 
Soy un animal insensible, una aplanadora con mucho por decir.  He cometido injusticias y he sido víctima de tantas otras y tal vez es eso mismo lo que ahora me permite ver (o proyectar o interpretar) las injusticias que me rodean. Aviso, con las mejores intenciones que tengo, que a veces solo alcanzo conexión para eso; pero ahora sí, ni así me quedaré callada.

Dona Wiseman

Psicoterapeuta, poeta, traductora y actriz. Maestra de inglés por casualidad del destino. Poeta como resultado del proceso personal que libera al ser. Madre de 4, abuela de 5. La vida sigue.

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