Por Cristina Aguirre
Mamá me duele el estómago, me decía mi hijo de 8 años irrumpiendo en la oscuridad.
-“Te alcanzo mi amor”, en lo que trataba de despabilarme; me acerqué a él, estaba sentado al pie de su cama y en voz baja me dijo: “tengo miedo.” Así que, en términos de lenguaje corporal: No era el estómago el problema; Mi hijo, estaba nervioso.
-“¿A qué le tienes miedo mi amor?“
Le pregunté preocupada. ¿Algún programa que vio? ¿Algo que escuchó? Con su cara triste respondió: …“¿puedes quedarte conmigo a dormir?”
Me acosté junto a él (y vaya que no acostumbro a hacerlo, ya que las últimas veces por su dimensión cada vez más amplificada amanezco con unas contracturas de espalda de cuello impresionantes…) pero una mamá siempre sabe cuando algo merece atención; por lo que quise insistir; –“¿A qué le tienes miedo?”
-“¿Tu no tienes miedo?”
-“Si. A veces…”
-“¿A qué mamá ?”
Sinceramente entre lo dormida y despierta solo pude responder lo primero que se me vino en mente. Y es que no es novedad, Dios sabe que los niños preguntan cada cosa, justo en el momento en que menos se lo espera uno. –“Pues, por ejemplo hijo, me da muchísimo miedo que les pase algo a ustedes, cualquier cosa”.
…Y él rompió en llanto…
-“Tengo miedo mamá, tengo miedo que te enfermes, tengo miedo que le pase algo a mis abuelos, tengo miedo de no volver a jugar fútbol, de no ir a la escuela, de no ver a mis amigos en el recreo… tengo mucho miedo.”
Lo abracé fuerte contra mi y besé su cuello.
– “¿Sabes? No está mal tener miedo. Hasta los más valientes super héroes tienen miedo. Pero hijito lo que los hace valientes, no es su fuerza, ni sus poderes; lo que los hace valientes, es que a pesar de tener miedo; logran superarlo.
Aprendí con el tiempo; que el miedo no siempre es malo (aunque así nos lo enseñaron), de hecho, en algunas ocasiones ¡ayuda!; ya que nos hace ser precavidos y en ocasiones nos ayuda a no actuar con impulso sin pensar… el miedo solo es malo cuando te estancas y le das poder o cuando lo alimentas… Cuando ahí te quedas… es difícil salir.”
Su llanto había cesado pero su cara de angustia era visible aún a poca luz. Obviamente mi explicación no le fue suficiente.
Hay preguntas que como en esta ocasión no hay respuesta… ¿qué le puedo asegurar? Esa mentecita de 8 años, ya no es un bebé, aún no es grande, pero ya comienza a buscar respuestas y explicaciones concretas…
Y con este artículo, estuve buscando en sí, la definición del MIEDO. En resumen y no saliéndome del tema, significa: una respuesta natural al sentir peligro…
¿Qué respuesta cierta podemos darle a los hijos; sobre todo contra este microscópico enemigo que puso de rodillas a las naciones? ¿Acaso hay alguien que hoy no tenga miedo, ya sea por sí mismo o por la gente que ama?
Pero como papel de toda madre es cubrir… sanar… tranquilizar… aún con y a pesar del miedo.
-“Mi amor… quiero que imagines que eres ya un papá y que como yo… vas con tus hijos a su cama… ¿qué les contarías sobre estos momentos? “
-“Les contarás de este parteaguas mundial del que fuiste parte… ¡y que tú también fuiste parte de la historia!; ¿Te acuerdas? Como esos libros de historia que ves en la escuela hoy tu formas parte de ella. Estas protagonizando una parte importante del libro de la vida.
Les contarás cómo el tiempo se detuvo… que por un momento los parques, las canchas estaban vacías… y en cada casa, cada familia emprendía su batalla.
Les contarás el cómo encontraste nuevas herramientas para divertirte y que tu imaginación se desbordaba a cada instante y en cada juego.
Les contarás que te viste con la necesidad de utilizar otros medios para aprender, a ver a tus amigos en una pantalla con anhelo de volverlos a ver, con el anhelo de volver a jugar…
Platicarás que en el encierro; encontraste que tienes una familia maravillosa que te ama, en donde orábamos, bailábamos, platicábamos de anécdotas…
Les contarás que viste cómo algunos tomaron conciencia; los que cambiaron radicalmente en sus rutinas… y de los que no.
¡Esas historias que te gustan! Les dirás que al final del día; saliste a un cielo despejado, lleno de estrellas y de la importante lección que nos dio el planeta.
Les contarás que salimos adelante… con nuestra cabeza levantada emprendimos una batalla que ganamos…
– “¿Y crees que ganemos?”.
No lo creo; estoy segura; por que tengo fé y cuando me turban los miedos, rápidamente pienso en lo maravilloso que es tenerlos. Y eso me hace ser valiente. Abrazo mis deseos y pienso en lo que después de esta tormenta haremos porque no pienso enfrascarme en el miedo.
Hijo; no te puedo pedir que no tengas miedo. Porque a veces incluso yo lo tengo. Pero si te pido solo una cosa, esfuérzate, vence y abraza muy fuerte tus sueños. Juega, aprende y entiende que toda lucha tiene su mérito. Que tu lucha desde casa, es más importante de lo que crees, estas protegiendo a tus familiares inclusive hasta a tus mismos amigos. HOY, TÚ ERES ESE HÉROE.