Por Annalee Carreón
No hace mucho les compartía en mi última columna que mi papa se nos estaba adelantando en el camino, lo difícil que era el soltar su mano para que pudiera descansar, bueno, pues si, Dios nos escuchó y le dio su descanso hace 3 semanas, y entonces, ¿Qué sigue?
Porque si, en efecto la vida sigue, pero, ¿para dónde? ¿A donde vamos con el gran vacío que nos ha dejado? ¿Qué se hace con tanto dolor y con tanta incertidumbre?
Ese empeño que ponemos en estar bien cada día, por los hijos, el trabajo, la familia, porque la gente no se preocupe, pero la realidad es que a nuestra mente y a nuestro corazón no los podemos engañar, aunque sonriamos todo el día, nuestro corazón sigue llorando.
Les compartiré algo que el día de hoy me ha ayudado mucho: es válido estar triste, es válido llorar, es válido vivir el duelo, pero es nuestra responsabilidad también darnos permiso de sentirlo y canalizar todo el sentimiento, para poder levantar la cara, y aun con la tristeza volver a saborear la vida, ver todas las bendiciones que tenemos, disfrutarlas, recordar todo hermoso momento, sonreír y seguir, porque claro todos tenemos esta parte obscura, sin ella no podríamos tener luz, pero no debemos quedarnos de ese lado, debemos aprender a brillar aun con el alma rota y dejarnos llevar por los planes de Dios, porque si, siempre hay un plan perfecto para cada uno de nosotros, hay que dejar de resistirnos.
Con todo esto, el día de hoy pude sonreír, me di cuenta que tengo muchas razones para hacerlo, así como sé que las tienen ustedes, así como les comenté en alguna otra columna agradezcamos por todo y aprendamos a ver lo linda que es la vida.
Gracias a cada persona que ha estado a mi lado en este proceso, gracias por leerme, recuerden que para eso estamos, para levantarnos unas a otras, no nos echemos tierra entre nosotras, nadie sabemos lo que está viviendo la de al lado, así que pongamos más en práctica la empatía, no juzguemos, solo vivamos.
No tomemos las cosas personales, tratemos de ayudar a la gente, así sea regalándole una sonrisa, un buenos días o buenas tardes.
.Aprendamos a vivir y transformar el dolor en nuestro impulso para salir adelante.