Por Clara F. Zapata Tarrés
Las tres experiencias. Hay tres cosas para las que he nacido y por las que doy mi vida. Nací para amar a los demás, nací para escribir, y nací para criar a mis hijos.
Clarice Lispector. Aprendiendo a vivir. Ed. Siruela, 2018.
¿Escribir?
De Pancho me viene coleccionar cuadernos. Pueden ser diarios personales, agendas, clases, diarios de campo antropológicos, anotaciones de conferencias o congresos, resúmenes y reseñas de libros. Últimamente ha crecido la colección de los que hablan de lactancia y me propuse retomar la escritura de mis propios procesos vivenciales que muchas veces me ayudan a completar proyectos o simplemente desahogarme.
Pongo de todo. Reflexiones, emociones desbordadas, citas que me impactan, frases que escucho, chistes, recordatorios o post it con algunos temas que veo cuando me es imposible escribir directamente. Los cuadernos han estado migrando de librero en librero, de casa en casa, de mudanza en mudanza. Unos se quedaron guardados en cajas que no he abierto hace años. Otros me acompañan a donde quiera que voy, dentro de mi mochila.
Hace mucho que no escribo a mano, con pluma o mejor aún, con pluma fuente, de esas que parecen antiguas. Cada trazo de tinta fresca da lugar al ambiente perfecto para situarme en algún capítulo de Relaciones Peligrosas de Choderlos de Laclos o Madame Bovary de Flaubert e imaginarme que soy aquella mujer curvilínea con el corset bien apretujado a la cintura y un vestido de princesa de corazón rebelde.
Escribir la maternidad
Hace unos días hice montoncitos de cuadernos de diferentes temas y noté que tengo hace ya varios años, básicamente dos temas: lactancia y vida privada. Descubrí y recordé que mi amiga Daphnée me enseñó a tener un cuaderno dedicado a los hijos.
En momentos tranquilos, después de re-descubrir los dos que tengo para mis respectivas hijas, releo, reinvento, recupero alientos que pausaron o revolucionaron el pasado. Me veo desde los embarazos, sano heridas de algún momento congelado y logro relativizar las experiencias para abrir el horizonte de mis emociones y de mis sentimientos. Un cuaderno para Rebeca y un cuaderno para María José.
Esos dos pedazos rectangulares tienen de todo un poco: los ultrasonidos, la emoción contenida o alocada de descubrirme como mamá, la maternidad narrada en todo su esplendor, fotos de cuando fuimos a algún circo pueblerino, los acontecimientos importantes como la caída de un diente o las primeras palabras pronunciadas, los primeros trazos que ellas marcaron, las cartas a santa clos o algún mensaje de amor que ellas me dedican.
Hace tiempo que no escribo ahí. Sin embargo, procuro que por lo menos en cada cumpleaños se revelen y afloren algunas palabras que retomen el significado que tienen los procesos de mi maternidad, mirándolas crecer y tratando de encontrar sus propias libertades.
¿Para qué?
Creo que todas necesitamos redescubrirnos así, observarnos y ver cómo cambiamos y a veces, recapitular o tratar de parafrasear el sendero recorrido para realmente poder valorar todos los esfuerzos que hacemos en los pasos andados. A mi me ayuda porque puedo ver cómo me sentía y cómo he crecido como mamá. Logro mirar más allá, reírme de algunas cosas que pensaba y sobre todo valorar y asumir mis emociones para seguir o ir más allá, redireccionando las metas que tengo o decidir en la encrucijada, como Dorotea y su camino amarillo.
Siempre mi meta es que mis hijas puedan elegir sus propios destinos. Nunca, jamás, les digo “TIENES que hacer esto o aquello”. Ello implica lucha, discusión, disyuntiva, contradicción. Siempre valoramos, platicamos mucho y discutimos los temas que nos interesan y afectan. Esto ha servido para que yo pueda poner en marcha esta prioridad que tengo.
Por supuesto que llevo la filosofía o forma de vida que me apetece y que me hace sentido. Sin embargo, a través de mi premisa de que la libertad es mi guía, espero lograr que ellas también tengan esta meta. Quiero que puedan escoger a sus dioses o decidir dejarlos pero que por lo menos sean espirituales de alguna manera. Quiero que puedan reflexionar sobre su femineidad, sobre la maternidad, sobre el machismo, sobre el cuerpo, sobre lo que significa la lactancia, los partos, el trabajo, la independencia propia, la autonomía.
A través de las letras que a veces vagan por las hojas y a veces se tornan claras y limpias, a través de dibujos, broullions, bricollage, transparencia y sinceridad quiero que puedan viajar y reconocerse como únicas. Quiero también, que me conozcan tal como soy, sin idealizarme, CLARA, como mi nombre.
Estos cuadernos son para el futuro. Ellas no los han leído aún. Quiero que sea un regalo.
Haz este ejercicio. Creo que resulta hermoso y te ayudará para reconstruir y reconstruirte.
Sandra
Me encantó, gracias por la recomendación! Hace unos días recordé lo mucho que disfruto el escribir, pero no se me ocurría cómo retomarlo, de una manera más creativa y especial… y esto me ha venido a ilusionar para retomarlo.