PENSAMIENTOS, PENSAMIENTOS

Por Miriam Valdez

Mi sobrino cuando era pequeño, harto de escuchar el típico “le vamos a hablar a Santa”, se enojó un día y nos dijo “¡ya háblenle!”. Así me siento con el Covid… (a veces).

Me resisto a hacer vida normal como está haciendo mucha gente. La montaña rusa de ideas, sentimientos y acciones por la que he atravesado, es muy variada. No he ido de un extremo a otro, pero sí es cierto que el miedo se ha desvanecido poco a poco. “¿Por qué temer la muerte?, si mientras existimos, ella no existe y cuando existe la muerte, entonces, no existimos nosotros. (Epicuro de Samos)”.  Es algo así como no saldré a manejar por que la tasa de mortalidad por accidentes automovilísticos es importante, no me vaya a tocar. En fin, tratar de hacer la vida lo más “normal” posible, en donde no tengas remordimiento por tu actuar y en donde seas consciente realmente del daño colateral que puedes causar.

Este año me ha traído un montón de cosas positivas. En verdad pienso que ha sido un buen año. Nos ha hecho reinventarnos y me encanta. Me ha confirmado que la vida que llevaba, un tanto de ermitaña y enfocada a mi familia, es lo que perseguía desde hace tiempo y que estoy cómoda con ella. No me resultó tan difícil el cambio, porque no fue tan drástico. Situaciones que quería arreglar, se arreglaron en automático y forzosamente: finanzas, prioridades, educación de los niños, ambiente social, metas por cumplir, etc. Se metió turbo.

La típica “Ley de Campoamor: nada es verdad, nada es mentira, todo depende del cristal con que se mira”, aplica más que nunca. Abundan todas las corrientes: incrédulos, angustiados, asustados, positivos, los que aparentemente “les vale”, los relajados, los que fluyen, los que se enojan si no piensas como ellos, los que te quieren arrastrar hacia una postura u otra, etc. Y ahí vamos, poniéndonos de acuerdo como sociedad en medio de este caos… o éste nuevo orden.

Si bien es cierto que se me ha caído el cabello como si estuviera recién parida, que me salieron arrugas y más canas, que a veces sufro de insomnio, que a veces siento –literal- que estoy flotando…intento con todas mis fuerzas arrastrarme por este oleaje de plenitud y gratitud. Aquí sigo, navegando, disfrutando darle la cara al sol, atesorando cada momento, con la seguridad que saldremos triunfantes de ésta situación global y colectiva, ya sea en este plano o trascendiendo al que sigue. 

Estamos mutando…estamos experimentando una metamorfosis colectiva, unos lo llevamos de una manera, otros de otra. Estamos sufriendo en el camino por pérdidas de distinta índole, pero también estamos reinventándonos y eso, debe generar renacimiento en todos los sentidos. Seamos pacientes.

noviembre 19, 2020
noviembre 19, 2020

Miriam Valdez

Soy mujer, madre de tres, esposa de uno. Licenciada en diseño gráfico, máster en administración, comunicóloga de clóset. Amante de la lectura, de la cocina y de la naturaleza. Escribo desde muy pequeña como una forma de reflexión y expresión sin grandes pretensiones. He llevado mi vida por muy diversos caminos y fases. Inicié una vida profesional en el sector privado alcanzando puestos importantes y decidí dejarlo para vivir mi maternidad más de cerca. A partir de ese momento he emprendido negocios, me involucro en proyectos que me representen reto, ingreso y diversión. Mi búsqueda constante: el balance. Mi mayor satisfacción: ser madre.

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