Por Ana Celia Aguirre
Los lunes y jueves en la calle de mi colonia puedes escuchar una grabación que dice: “Zanahorias, calabacitas, melón, plátanos, lleve a solo 20 pesos la bolsita de lo que necesite”.
La primera vez que salí comprar algo de fruta vi una camioneta con una bocina en el techo, que en la parte de atrás trae frutas y verduras para vender protegidas del sol por un toldo negro con un gel antibacterial colgando y un señor con un cubrebocas negro muy amable ofreciendo la verdura.
Al salir me puse a platicar con él, y le comenté que me parecía muy buena idea que pasara a vendernos a los vecinos de la colonia ya que esto nos ayuda tener menos salidas y vueltas, algo muy conveniente ahora con la pandemia. A lo que el señor me contestó que todo había sido idea de su esposa quien preocupada al ver que, con la pandemia, la gente ya no iba tanto a su frutería se le estaba echando a perder todo, se le ocurrió que grabara un anuncio, pusiera la bocina y saliera a las calles diciéndole: “Si la gente no viene a ti, tú vas a la gente”.
Ahora la fruta se le vende muy bien. Esa mañana me quedé pensando que ante las situaciones difíciles tenemos dos instintos: luchar o huir, según las circunstancias. Y de lo que realmente se trata es de la acción que tomamos.
Ellos decidieron luchar y además hacer equipo. Él y su esposa encontraron una manera de reinventarse y alentarse para poder sobrevivir de la mejor manera a esta pandemia. Ahora la gente ya regresó a su frutería pero ellos descubrieron una nueva forma de hacer negocio.
Sé que no todas las historias tienen este final positivo, pero sin embargo el reinventarnos una y otra vez en nuestras vidas nos permite avanzar. Esa es la magia que tenemos como seres humanos, que vivimos en constante transformación, que la canción que dice “así nací y así me moriré”, no es más que una estrofa adolorida de resignación.
Comenzar con una mirada hacia el interior de nosotros. Reconocer nuestro anhelo de evolucionar desde nuestro interior como premisa clave de transformarnos. Para mí es importante reconocer que este vivir consciente es un trabajo que existirá hasta el final de nuestros días. Cada experiencia que vivimos nos va dejando una oportunidad de transformar algo nuestro, lo importante es estar decidido a empezar este camino dándote la oportunidad de conocerte y reconocerte.