Por Dona Wiseman
Tengo la certeza de que, en los últimos 7 meses, casi 8, han pasado como 20 años. Lo veo en mi cara. Me veo en el espejo y en fotos y estoy segura de que he envejecida más de la cuenta de los días. Anoche una amiga y yo llegamos a la conclusión de que es una ilusión óptica que algunas nos estamos percibiendo, tal vez por exceso de mirada a nosotras mismas. No es exceso en realidad, aún no llega siquiera a la mirada profunda interna a la cual pretenderíamos alcanzar – o que algunas, que tenemos una elevada opinión de nuestro propio camino personal, creemos haber alcanzado.
En estos díassemanasmeses la tela de las palabras se ha estirado tanto que apenas abarca. “Lo siento mucho” se ha hecho común en demasía y el mundo cercano tiene pérdidas más frecuentes de lo que pudiera haber imaginado nunca. El tejido del acompañamiento se ha vuelto transparente y se desgarran los hilos de tanto que hemos intentado abarcar.
Esta mañana volví a tomar té de flor de jamaica y escuché sonar las campanas de viento como si fuera un día cualquiera de marzo. Vi que aún hay páginas limpias y en blanco en mi agenda de este año. ¿Habré sentido algo de esperanza?
Yo siempre tengo esperanza. Y desesperanza.
Tengo semanas durmiendo mejor de lo que había dormido en años. Y de pronto me percaté de que los bochornos de la menopausia (la mía, tardía como fue) no son ya tan frecuentes, es más, son bastante infrecuentes. Entre pandemias y aventuras, ¡he pasado a otra etapa de vida! Y ¿ahora? Hace tiempo que se acabaron las pastillas de hierbas para los síntomas de la menopausia, y que me dejé de untar el aceitito correspondiente. ¿Fue intuición o coincidencia? No sé. Pero ya hice la lista y la adquisición de lo que sigue para mantener a raya la vejez. ¡Ah, cómo se asustan y protestan algunas personas cuando uso ese término, especialmente en referencia a mi misma! ¡Calma! No voy a convertirme en una ancianita. Aún no. Y si así fuera, ¿qué tieeeeeeeene? ¡Jajajajajajajaja! Algún día sí seré anciana. Y no será cuando otros determinen que pueden con el tema.
Por lo pronto te aviso que me siento más vieja. (Un gran amigo odiaba que yo dijera eso, pero ya no está para protestar.) Los veo a todos Uds. más viejas también. De los kilos no diré nada. Es inevitable que los días difíciles nos caigan de peso y que el reto de la supervivencia cueste más energía vital. Acabo de ver que una amiga ya usa lentes. Nuestros hijos han cumplido años y han pasado de primaria a secundaria. Yo estoy postmenopáusica. Una pareja se ha casado. Otra se ha separado. Han nacido bebés. Muchas personas cercanas y lejanas se han ido. Por primera vez en la vida me he vacunado contra la influenza, y si sale la del COVID por edad me les adelanto en la fila. La vida fluye como es. Y el secreto es entrar en ese flujo. Así sea.
Martha Castañeda
Excelente
Disfruté mucho de esta lectura, coincido totalmente con todo, es la forma mas transparente de expresar lo que muchas de nosotras sentimos, en cuanto a la edad, el estado de ánimo, lo que vemos en el espejo frente a nosotras y que ni podemos dar marcha atrás, me encantó, la leí cuidadosamente porque refleja y transmite un sentido muy común con algo que nos tocó vivir este año tan diferente que siempre he dicho, este año es como un torbellino que se salió de alguna galaxia, y entró a la nuestra, está girando alrededor de nosotros durante estos 365 días, cuando termine su cursó saldrá y se volverá de donde vino, entonces el sol saldrá de nuevo y este sanará, nuestra vida se recuperará, así pienso yo, de este año tan raro, que ha servido para darnos grandes lecciones y también esperanzas, Dona, comparto tu pensamiento, y me encantó tu lectura.
Saludos.
Martha Castañeda