Por Dra. Daniela Monarez
Este año me he portado muy bien, he usado cubrebocas todo el tiempo, dejé de asistir a fiestas, honré mi profesión, fui paciente con las clases en línea de mi hija, fomenté conciencia para no acrecentar la pandemia, y utilicé el tiempo en casa para crecer como persona, así que para esta Navidad deseo:
- Poder tomar de la mano de mi abuela, sentir cada uno de sus huesitos y ligamentos que por su edad y condición se detallan a perfección.
- Reflejarme en los enormes ojos verdes de mi madre, ver su sonrisa chueca, probar sus deliciosos y tan famosos platillos navideños, y subir libremente y sin culpas de peso con las empanaditas de piña que hornea con tanto amor.
- Observar como mi padre disfruta jugar con sus nietos.
- Chismorrear toda la Nochebuena con mis hermanas, quienes han sido mis mejores amigas desde siempre.
- Ver lo incómodos que se sienten mis cuñados cada vez que responden alguna pregunta de mi papá, que generalmente son las mismas de cada cena navideña.
- Ver la cara de sorpresa de mi hija cuando abra tus regalos.
- Compartir la mesa el 24 de Diciembre con todos los miembros de mi familia, tomarnos de la mano, hacer oración juntos para agradecer las bendiciones recibidas en el 2020, y brindar porque hemos aprendido la lección de estar conscientes que la SALUD es lo más importante con lo que cuenta el ser humano. Éste año pasaran a segundo término los regalos, los vestidos de gala, las cenas rimbombantes, los vinos costosos, y pondremos en la cima de prioridades a la salud de la familia.
En pocas palabras, quiero llegar a Navidad con mi familia completa, que no me haga falta nadie. NES.