Por Diana Facundo Lucio
Siempre que pensamos en un piercing enseguida viene a nuestra mente ¿Qué tanto dolerá? ¿Dolerá mucho? ¿Cuánto tiempo tarda? Incluso existe una frase muy popular ‘la belleza cuesta’ y no solo nos referimos a ella en cuestión monetaria.
El dolor está presente en muchas etapas de nuestra vida, por ejemplo cuando nos salen los dientes, cuando aprendemos a andar en bicicleta, patines o patineta, la menstruación, el parto, todos esos momentos que nos dejaron alguna cicatriz y una memoria.
Las perforaciones tienen el poder de transmutar el dolor, si hacemos que forme parte de nuestro proceso la experiencia será completamente satisfactoria, el dolor es parte del proceso, no hay forma de evitarlo pero si de canalizarlo. Es como poner un punto final a un ciclo, verte al espejo diferente, más valiente, mas tú, es encontrar el balance perfecto entre la pieza de joyería con la que te visualizas para una mejor versión de ti misma.
Realizarte un piercing parece algo tan insignificante pero no es así, es un cambio en apariencia que va de la mano con la salud, dejarlo en manos inexpertas te traerá malas experiencias, es poner tu salud en riesgo. Busca alguien que cumpla con tus expectativas, alguien con quien te sientas libre de expresar como quieres verte, alguien que te ayude a verte como te sientes.
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