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ESPEJOS QUE NO ME GUSTA MIRAR

Por Cristina Aguirre

Dicen que lo que no nos gusta del otro, es un reflejo de lo que llevamos dentro, algún defecto, actitud, carencia o un área en la que probablemente necesitemos trabajar… ¿Será cierta esta teoría? 

Mi egocéntrica e insistente voz interior me dice “ese no es tu defecto”. 

Pero; resulta que si tengo Y MUCHOS, por ejemplo; si le llegaran a preguntar a mi marido, el cual desde la cuarentena decidió llamarme “pantera”, (Yo seeee; probablemente es por mi dócil carácter) responderá por lo menos, “que INTENTO ser mejor cada día”; pero aún asi; existen en nuestro entorno algunos personajes que si me los topo en el súper prefiero esconderme detrás de los limones, cebollas o ajos  (según la personalidad del individuo) para platicar lo más breve o nulo posible.

No soy mala; digamos que la dolorosa experiencia, te hace un poco más selectivo y cuidadoso de con quien abres tu vida, tu corazón o simplemente entablas una relación un poco más superficial y cordial.

Es como decir, ¿le abrirías la puerta al primero que toque en tu casa? ¡Yo sé, que no! Con más razón en nuestro corazón.

Sacando el espejo de mi bolsa en el supermercado (recuerden que sigo detrás de los limones).

-“Espejito, espejito; dime… ¿Me parezco a aquel personaje? –

-Si, su majestad. (Así debería de decirme mi esposo).

– “Pero habla demasiado ¡y me desespero!”…(dándole unos golpecitos al franquisimo espejo  mientras al mismo tiempo le soplaba como a los casetes del Nintendo a ver si funcionaba correctamente).

– La respuesta no le gustará “doña pantera” …

– ¡Hechamelaaaaa! ¡¡¡Sin filtros!!!

– …Tú, hablas más que ella….

– ¿Entonces, soy su amiga?

– Temo decirte que ella está escondida también, detrás de los tomates.

Me defiendo a mi misma con la creencia de que es bastante normal no sentir empatía con todos; como es bastante normal no ser la persona favorita de muchos otros. Y aquí es donde entra él “¿y queeee tiene?” Pero no; no va por ahí el artículo…

A estás alturas; con la poca, mucha o mediana madurez ya intuimos qué personas queremos que permanezcan en nuestras vidas, qué personas disfrutamos por un largo y hermoso tiempo y después tal vez ya no sean parte de todos los días… pero ahí están…y ahí estamos.

Aunque el tiempo no siempre esté de nuestra parte, sobre todo con tantas ocupaciones, intento siempre mandar por lo menos un mensaje: aquí ando, espero estés bien, ¿cómo la pasaste?, ¡te quiero!, estoy contigo, me acordé de ti, ¿necesitas algo? etc… a aquellas amistades cuyo valor sigue siendo importante; y vaya que a veces son más esporádicos en estos tiempos para hacerlo…

Mis padres desde chica me enseñaron a ignorar las cosas negativas (detalle que sigo trabajando) y encomendar (no encomendarlas a freír espárragos) sino de verdad pedir por ellas cada vez que puedan pasar por la mente; y esto puede facilitar mucho inclusive y sobre todo cuando hay tensión o algún sentimiento negativo que nos ata a alguna persona.

 “Papá pero me duele mucho….” y su respuesta nunca cambió: “entonces, pide mucho más por ella”.  Después de un tiempo entendí, que realmente lo bueno que puedo desear, inclusive a personas que nos han dañado, recaen como bendiciones a nuestras vidas y sobre todo nos ayuda a dejar la piedra en su lugar.

También aprendí en esta cuarentena que es hermoso encontrar nuevas amistades y aprender a convivir con personas que te sorprende lo mucho y rápido que puedes llegar a quererlas; poco a poco el corazón se abrirá como flor en primavera (ya solo me falto entonar la canción “de colores”)… volviendo al tema, yo a esta edad pensaba que ya no pasaría (como dicen chango viejo no aprende maroma nueva) y ¿que creeen? ¡Pues si pasa!  ¡Aprendí! y es DELICIOSO.

Hoy, hoy, siento que valorar y atesorar todo lo que vivimos junto a aquellas personas: ya sea  experiencias, aprendizajes, anécdotas es mucho, muchísimo lo que alguien puede aportar a la vida de otro.

 Reflexionar si nuestro disgusto, “repele”, “torcimiento de viseras” hacia otra persona es:

                ⁃              Una influencia de alguien más y no propia.

                ⁃              Algo que primero tengo que trabajar en mi

                ⁃              Alguna mala experiencia que puedo re-evaluar.

Situaciones que tienen solución. Y si no la tuviere, el distanciamiento no está en contra de las reglas.  (De hecho, con el Covid, esta muy de moda).

Como todo en la vida, siempre habrá dos lados de la moneda; siempre habrá gente muy fácil de amar, como aquellas personas de difícil trato o que tiene algo que arreglar y lo proyecta en nosotros.

Así que con todo lo que estamos viviendo; esta separación “cada vez menos presencial” fue como comenzar a seleccionar y SUPER VALORAR qué relaciones quisiera salvar en mi vida y qué otras aprender a soltar si la situación ya no tuviera sentido, claro; sin hacer el más mínimo daño y jamás jamás, caer en este estúpido juego (secundariano) de: “me la haces te la regreso”. ¡Que flojera! ¿no? Creo que ya crecimos espiritualmente, después de tantas perdidas…

Casi comienza un nuevo año; ¡¡¡Bendito Dios!!! Donde es importante no solo sacar todo aquello que ya no sirve de la casa… sino más importante, sacar todo mal sentimiento, enojo… tristeza, rencores de nuestro corazón.

Perdonar, aunque jamás llegue ese “perdón” (si lo quieres ver por conveniencia propia, o por no cargar entes innecesarios). A amar fuertemente a quienes están aquí. Soltar a los que ya no quieren estar (pero siempre bien, siempre deseando lo mejor ya que un mal o caótico desenlace, no es más que un perder de tiempo y de energía…  desgasta y lastima).

Si vamos a reflexionar acerca de lo que nos duele, para sanar, ¿por qué no hacerlo en proyección a nuestro crecimiento? Agradezco a los espejos, perdono, me perdono y libero y me libero.

“¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?”

LEY DEL ESPEJO: Lo Que Ves En Los Demás Es Tu Reflejo – Bing video Si te interesa el tema “del espejo”, te recomiendo este video, es corto pero constructivo. Y dime ¿ya encontraste tu espejo?


Cristina Aguirre: Soy licenciada en derecho, esposa y madre de tres hijos. Actualmente estoy laborando en una empresa familiar restaurantera, junto a mi esposo. Comencé a escribir como DESAHOGO en mis muy, muuuuy reducidos tiempos libres; escondida en la lavandería, mientras los niños dormían. Gracias por la oportunidad, en especial a todas aquellas mamás que me impulsaron a hacer esto.
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