Por Anagabriela De La Garza Moeller
Hace unos días estábamos en las clases en línea y uno de los compañeritos de mi hijo comienza a decirnos adivinanzas, nadie podíamos adivinar y estábamos súper divertidos todos, le escribo a su mamá y le digo oye cuál es el personaje que es tal y tal, ella se angustia porque no sabía cuál era y me dijo después le pregunto y colgamos.
Horas más tarde platicamos y me dice que se siente muy mal, que trabaja todo el día y le cuidan a su hijo y que siente mucha culpa de no poder estar tan al pendiente de él y no saber ese tipo de respuestas.
Que a veces se sentía apenada por algunos comentarios que dice su niño porque convive con muchos adultos y yo mientras la escuchaba no podía hacer más que identificarme con ella. Yo siento lo mismo a veces que mi hijo hace comentarios como “a mi hermano le dicen el Huachicolero”, cosa que no es verdad, jajajaja yo también sentí pena y culpa cuando dijo eso, pero yo no trabajo todo el día, y aún así son ocurrentes y dicen muchas cosas que a nosotros nos enseñaron que las dicen porque no reciben nuestra atención y no es así.
Yo creo que debemos de dejar de culparnos por lo que dicen o lo que hacen nuestros hijos. Todas estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo, hay días que paso el día entero dedicada a ellos y al final del día todavía me siento como si me faltara dar más… Pienso que es una carga que tenemos que soltar, es una idea de ser juzgadas pero en realidad nadie nos juzga más que nosotras mismas.
Soltemos esa pesa, esa competencia con nosotras mismas, esa carga de pensar que los demás notan nuestros errores, cuando en realidad la mayoría de las personas está pensando en sus problemas y no en nosotras, no seamos tan duras con nosotras.
Y si dejemos atrás a la mamá perfecta y la cambiamos por la mamá feliz y loca que se equivoca, llora, se enoja, baila, se desespera, canta, y entre tanta actividad y pensamiento se perdona, se contiene y convierte todos los días en la mejor versión de ella misma.