Por Clara F. Zapata Tarrés
A veces hablar de ideal, fantasía o creatividad es útil para poder imaginar un futuro. Siempre intentando poner los pies en la tierra pero con la mira andando hacia adelante. Imaginar es poder mejorar un poco la situación presente. ¡Hagamos un esfuerzo pues!
Me pregunto, en estas circunstancias azoradas, ¿Podemos cambiar el mundo?
Amamantar es y debería ser un placer. Un placer físico y mental. Amamantar no es ni debería ser un sacrificio, nunca. Y no hay que confundir cansancio, agotamiento, con sacrificio. Y es que de ahí viene que muchas, muchísimas veces nos hacen sentir que la maternidad es un sacrificio. Pero se les olvida que para acceder al placer habría que tener las circunstancias para disfrutarlo en todas sus medidas y aristas.
Hagamos un ejercicio. Imaginemos un puzzle, un diamante brillante, dónde cada pieza, cada lado, hace su función de pilar, dónde cada reflejo ejerce su luz para complementar su destello. Ahí, un lado no tiene mucho sentido sin el otro o si perdemos una de las piezas, el todo queda inacabado, incompleto. ¿Dónde queda el placer?
Cuando no hay placer no podemos dar lo que no recibimos o tenemos. Y entonces sí puede ser que la lactancia se convierta en sacrificio. Llega la queja, el sufrimiento, la gota que derrama el vaso, el agotamiento y sobre todo, la culpa. La soledad.
No hay recetas exactas. Aprendimos a ser independientes, autónomas, “libres”, pero se les olvidó que para ejercer esa libertad, era necesario contar con las demás piezas para no sentirnos solas, completamente solas…
La maternidad no es soledad. La lactancia tampoco. La maternidad y la lactancia son placer cuando hemos tomado la decisión pero también cuando tenemos esos brillos alrededor de nosotras cuando practicamos este bello arte de ofrecer nuestros cuerpos a nuestros cachorros. La lactancia es cuerpo. Pero va más allá. El cuerpo se vuelve ese motor de autoconocimiento. Somos capaces de practicar todas nuestras posibilidades y todo nuestro potencial, de conocer nuestros límites pero también de imaginar otras realidades.
Asumiendo que podemos imaginar, aprenderemos del placer, pero sobre todo, des-aprenderemos lo que nos enseñaron para redescubrir así como deconstruir para decidir. Podremos pues, tener el acompañamiento, podremos saber pedir ayuda y ser revolucionarias.
Asumir que somos mamíferas, nos ayudará a retornar al placer de amamantar. Reconocer que sí hay instinto y que las circunstancias sociales nos han hecho silenciarlo, nos ayudará a saber que cada uno de los sentidos sirve para encontrar la libertad: que oler, palpar, acariciar, saborear y abrazar un nuevo cuerpo nos lleva al placer oculto que logra completar el rompecabezas.
Con todos las personas que nos cuidan, que protegen nuestras lactancias y que defienden nuestras maternidades con pasión en esos primeros días, meses y años, podremos crear, con inventiva, otros futuros, con placer.
Y entonces, existe sí, la posibilidad de cambiar a una sociedad a través del trato que damos a la maternidad y a los niños y las niñas. Sí, a través del placer: el nuestro.
Somos guardianas
Sostenemos la vida
Nuestro cuerpo es motor
Nuestro cuerpo da y recibe placer
Somos expresión creativa
Somos fusión hoy
Seremos memoria mañana
Vale la pena el esfuerzo pasado, presente y futuro.
Marta
Gracias por estos textos tan bien escritos y profundos
Arminda Galarza
Cada vez que hablamos de lactancia la vamos normalizando, la hacemos parte de la vida, y cada vez mas mamás la pueden lograr y disfrutar, como bien dices, con apoyo, no solas. Gracias Clara