Por Cristy Aguirre
Cuando por fin culminan las fechas decembrinas; se siente un cansancio intenso. Entre trabajo normal y entretenimiento infantil navideño, duendes traviesos, envolturas, compras de última hora y mil cosas más que involucran la navidad; puede volverse un poco …. cansado.
Yo siempre lo adjudiqué a las posadas; pero resulta que ni tuvimos y que definitivamente sí me hubiera gustado comer más tamales (tanto que me quejaba del exceso en estas fechas); cuando quise pedirlos ¡ya no había! Así que si les sobran ¡pásenlos! (Pero que estén llenitos por favor).
Dentro de los estragos de este pasado mes:
Desveladas: Cero.
Comedera intensa: Cero.
Tacones: Cero (incluso la navidad la pase con unos cómodos tenis)
Salidas sociales: Cero
Corredera de preparativos: Cero (tuve buen tiempo para planear además de que éramos pocos)
Así que no entiendo, el por qué me veo y me siento como un chicharrón o un ser petrificado de adentro hacia afuera o al revés … en fin; nada que unos piquetillos “botoxeros” no arreglen (pero si esta vez quería esconderme atrás del pino en las fotos). Sentía que se me derretía un ojo.
Las casas comienzan a agarrar su forma normal y empiezan a salir muchas cosas que dar mantenimiento; acomodar etc… ya que el deslumbrante pino se va, los arreglos las luces, queda la casa muy sobria … (decían mis hijos, “¡mamá hay eco!”) y me pidieron que si podría dejar el pino todo el año…. no estaría mal (pero ya lo guardé muchachos).
Me puse a sacar cosas del closet y a mover espacios que estaban un poquito olvidados (como el cuarto de tiliches).. casi que con temor de encontrarme al ratón de “Susanita” que le gusta el radiador con la almohada en los pies.
Hoy me encuentro desde la lavandería de mi casa (sin ratones ni radiadores) escribiendo (en este rinconcito de privacidad; qué yo decidí bautizarla como mi oficina), escondida casi que a lado de los garrafones; mientras me llega el delicioso olor de la cena de mi vecina, casi que a punto de ir a ver si comparte.
Siento que después de tanto jingle bells con los niños y jingle jingle con mi paciencia ¡ya hasta extraño las clases virtuales! Y comienzo a valorar la compañía de mi lavadora. Me aventé uno que otro zoom con amigas que ya me hacía mucha falta ver y la verdad es que nada como lo presencial … ¡si hace mucha falta!
Muy en el fondo esa esperanza de la vacuna que estará llegando en segmentos y como aún no soy de la raza vulnerable tendré que esperar encerradita unos meses más … y lo digo (término de raza sin ningún tipo de malicia, solo que escuche un comentario que me “gancho”) alguien, con humor irónico; comentó hace poco… “ya vamos a la mitad raza, ánimo”
No supe si reír o llorar…. (me inclino más por la última). En fin. Resiliencia.
Comenzamos con los preparativos de clases para que las bendiciones tengan todo el material y no requieran nuestra presencia cada vez que no encuentren un lápiz, 3 hijos imposible dividirme en tantos. Y aparte me pasa que de pronto uno tiene más material que el otro, como este dicho de “el que agandalla no batalla”; así que tengo un sinfín de colores y cosas que localizar.
Siento que ahora más que nunca, que retoman sus clases es importante que todo esté en orden (del material que ocupan de inmediato) para que ellos mismos disfruten el nuevo arranque (y que los papás no quedemos traumatizados) , ver a los padres en una actitud “positiva” (dentro de lo posible porque somos seres humanos) y frases alentadoras como “que padre que ya van a empezar” “seguro aprenderás muchas cosas más” , “veras a tus maestras y a tus amiguitos” ya que si a nosotros nos cuesta arrancar lo más seguro es que a ellos MÁS.
Espero que las hermosas mises estén muy descansadas porque estamos a una nada de confiarles plena y gustosamente a los pequeñitos en encierro. Y entregarlos en sus manos para el tema de estudios (lástima que mi Netflix no funciona si están conectados; por que sería brutal darme unos dos días más de perdido con niños distraídos, única oportunidad de vacaciones para mamá).
Que comience la Planeación
1.- Revisen que los equipos tanto como los cargadores estén funcionando correctamente.
2.- Abrir lapiceras y ver qué material puede llegarles a faltar.
3.- Acomodar los libros para que no los estén buscando por toda la casa a la mera hora
4.- No olvidar pagar servicios de internet (este debería ser el punto número uno pero ya lo puse aquí).
5.- Volver a darnos un clavadillo POCO INTENSO a los mensajes enviados por la escuela y sus vocales.
6.- Aunque, efectivamente estemos muertas de cansancio de esta extenuante rutina nos toca se las animadoras oficiales de esta etapa que comienza.
Tratemos de dar la poca o mucha energía que nos queda en ayudarles a nuestros pequeños a emprender un año envueltos en frases positivas y de amor. (Es un reto; si… imposible; a veces; pero sin duda comienza la tercera ronda del Jumanji). (¿ESCUCHAN LOS TAMBORES? ¡QUE SUSTO!)
¿Listas? ¡Feliz año nuevo chorizo con huevo! Comienzan los juegos del hambre (se nota que me gustan las peliculas. Suerte a todas.