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LA VIDA SIN ESCUELA

Por Elena Hernández

Día Dos

El aprendizaje del Homeschool es para hijos y padres. Cada día es un reto, es redescubrirme, es darme cuenta que estoy aún encasillada en los conceptos antiguos y reinventarme a mí misma para poder encausar la educación sin traerme la escuela sistematizada a la casa. Este es mi mayor reto cada día. 

En este poco tiempo que llevamos educando en casa, he fluctuado entre la rutina muy definida con horarios y actividades específicas para cada día, con el tiempo de uso de computadoras restringido, pasando de un proyecto a otro como marca el calendario que yo hice como Dios me dio a entender (jajaja ¡me río a carcajada abierta!) y la completa libertad de “hagan lo que quieran”. Seguimos sin encontrar lo que nos funciona perfecto, y siento que nunca encontraré algo así “perfecto”, porque a veces trabajan entusiastas bajo esos horarios, ellos se sienten bien siguiendo un camino trazado, pero luego se aburren, se cansan, y entonces ya no funciona y es donde “los suelto” y aprenden libres, sin estructura, cada no toma un tema, lo investiga por su cuenta o me pregunta y entonces dependiendo de mi estado de ánimo mi respuesta puede variar entre –pregúntale a Alexa, o búscalo en YouTube o ¡vamos a investigar! Y es que las preguntas van desde ¿Dónde está África? hasta ¿Qué es el topacio?, ¿Cómo se forman las bacterias?, ¿Cómo se creó el sol?, ¿De qué color es la luz?, ¿Existe Dios?, ¿Cómo se usa el poder de la mente para mover cosas? Etc. 

Cuando otras madres me preguntan que, ¿Cómo le hago?, no sé qué responder. Lo único que quiero decirles es que por favor no me idealicen, no imaginen que soy la mamá más paciente y maravillosa del mundo porque no lo soy o que lo que yo hago, ustedes no pueden hacerlo, porque sí pueden. No me malinterpreten, soy extraordinaria y ustedes lo son también, pero somos de carne y hueso y también nos cansamos, gritamos, y tenemos derecho a no estar de humor siempre.

Creo que lo más relevante que podemos aportar para que educar en casa funcione es tener DISPONIBILIDAD, y no hablo de tiempo, porque mentiría si les dijera que para ello tengo todo el tiempo, si bien, mi profesión la tengo en pausa, también me he dado espacio para realizar algunos proyectos profesionales que acomodo milagrosamente entre mis labores de hogar, los hijos y el muñeco. No he dejado de lavar la ropa, doblarla, guardarla, lavar los trastes, hacer desayuno, comida y cena, barrer, trapear, aspirar, limpiar la casa porque sepan ustedes que tampoco tengo ayuda doméstica y entonces aunado a eso las mil preguntas curiosas de los hijos pudieran parecer una labor titánica y en cierta manera la es, pero, se disfruta, se goza porque no hay que enviar evidencias a nadie, y esto no significa que no esté llevando un registro de lo que hacen, pero no hay tareas, no hay examen que presentar, ni tiempos ni horarios estrictos, tenemos libertad y eso es algo que no tengo palabras para describir lo mágico y gratificante que es. Entonces la disponibilidad que necesitamos es aquella que nos hace proveerles un pedacito de tiempo, un libro, un video, una película, un juego, una actividad o proyecto en la que no necesariamente tenemos que participar activamente, sino como guías de ese proceso observando y motivando a que encuentren su propio camino autodidacta en el que definitivamente no hay límites.  

Elena Hernandez: Nací un soleado día de abril, hace casi 36 años, la mayor de una familia que parece común pero no lo es tanto, llena de personajes interesantes como seguro cada familia tiene los suyos. Arquitecta de profesión, madre de corazón y soñadora por convicción. Hoy dejo la puerta entreabierta para que te asomes un poco a mi mundo, mis vivencias, mis alegrías, mis penas, y descubras conmigo este pedacito de mí antes de que se esfume con el viento.
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