La confianza

Por Clara F. Zapata Tarrés

La capacidad para confiar comienza en el momento en que naces. Se construye en la relación entre la oxitocina y la dopamina, durante las primeras horas y días.

Mantenerse piel con piel, permitir que tu bebé se exprese, evitando la separación es lo que se debe hacer. El olor, el calor, la mirada y el encuentro con el pecho harán que se cree una secuencia de comportamientos innata de supervivencia. Todo esto ayudará a que el bebé se sienta seguro, despierto y confiado. Este instinto de supervivencia (el buscar el pezón), este camino suave y necesario, es frágil y puede ser interrumpido fácilmente. Si el bebé no se siente seguro, si no huele, si no percibe la mirada, se enfocará sólo en mantenerse con vida (Nils Bergman).

Habitemos el cuerpo, miremos el mapa pero también el territorio. Veamos y observemos que podemos controlar o hacer racionalmente pero enfoquémonos en los detalles, las sensaciones y sentimientos también. Sin duda, esto ayudará a percibir y hacer transparente lo que creímos haber perdido: el instinto. Las madres también necesitamos esa parte de liberación de hormonas que favorezcan nuestra confianza. Nuestro bebé es experto porque aun no ha experimentado y no tiene todavía nada que le impida conectar. Nosotros por el contrario tenemos una carga cultural muy potente que a veces dificulta o interfiere, además claro, de las cuestiones externas que a veces no podemos controlar tan fácilmente (el hospital, los protocolos, algunos profesionales de la salud, etc.).

¿Y entonces qué pasa? ¿Podemos recuperar ese tiempo?

Por supuesto que sí. Ya en casa, junto con una red de apoyo que nos acompañe, lo más probable es que sí podamos reinventarnos, observar cómo reaccionamos física y mentalmente, con el corazón. Podremos ponernos al cachorro mamífero en el pecho, piel con piel, contándole nuestra historia sobre el embarazo, el parto y su nacimiento, abriéndonos al sentimiento y observando de nuevo cómo es que juntos podemos ser uno. Esto funciona incluso, con niñas y niños más grandes. El contacto, la caricia, el amor a través de palabras nos harán llegar al lugar donde revientan las estrellas. Amando, con placer, satisfacción y con consciencia.

Te invito a hacerlo con tu bebé o tu hija/o mayor… Te encontrarás con sorpresa y magia… Lo que creías imposible, te ayudará a llegar a la confianza. Eres tú, eres única y nunca estarás sola para lograrlo.

Clara Zapata

Soy Clara, etnóloga chilena-mexicana. Tengo dos hermosas hijas, Rebeca y María José, con Joel, mi regiomontano amado. La libertad y la justicia son mi motor. Creo plenamente en que la maternidad a través de la lactancia puede crear un mundo más pacífico y equitativo y por eso acompaño a familias que han decidido amamantar. Amo la escritura, la cultura y la educación.

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