Por Sandra Machuca
“De ninguna manera volveré a México. No soporto estar en un país más surrealista que mis pinturas”.- dijo Salvador Dalí.
¿Cuántas veces nos hemos visto en el dilema de explicar un adverbio infinito? Si para un no hispanohablante el tiempo subjuntivo ya parecía complejo; al visitar México descubrirá que hay una palabra que denota un tiempo perdido en el limbo cuya interpretación queda a la suerte.
¡Sí! Los mexicanos con una sola palabra hemos sido capaces de romper las barreras del tiempo; y yo pensaba que la serie Dark lo había hecho genial. Esta simple palabra puede referirse a momentos breves, momentos largos o a la mismísima eternidad sin necesidad de traspasar por alguna transición espiritual.
Es un tiempo inimaginable, quizás un universo paralelo donde el tiempo no transcurre; se detiene. Aún no sabemos exactamente si se trata de una promesa, un deseo o una puerta a la dimensión desconocida. Lo que sí sabemos es que solo ocurre en México y que para traspasar esa barrera de la temporalidad necesitas contar con una virtud especial: la paciencia.
Lo mágico de esta palabra es que además de jugar con el tiempo, sirve para jugar con las personas sin que éstas se den cuenta. Es que hay que reconocer que los mexicanos somos de un carácter peculiarmente divertido. Así que la ocupamos en momentos en los que queremos evitar dar una respuesta contundente, también cuando queremos desafiar cuánto puede soportar una persona sin alterarse o simplemente la usamos cuando queremos que nos dejen de molestar.
Siguiendo aún con el juego del cual los demás no tienen idea que ya están jugando; para darle un toque más capcioso e intrigante y para despistar al otro, solemos ocupar ésta misteriosa palabra en diminutivo para hacer creer a los jugadores que lo que han solicitado lo obtendrán de manera inmediata. Es una estrategia ventajosa para los que dominamos el juego; siendo honestos se necesita experiencia en estos menesteres.
En fin, ahorita tengo que enviar este artículo a mi editora.