Por Argelia Dávila
Todos sabemos que la naturaleza es el principio creador y organizador de todo lo que existe, todo lo que nos rodea, que no fue creado por el hombre y que nos permite vivir, existir. También sabemos de sobra que el mundo puede vivir sin nosotros, pero en caso contrario, nosotros no podríamos sobrevivir, aunque sea esto un lugar común.
En una clase de economía para alumnos de preparatoria, la profesora les habla a sus alumnos sobre la pirámide de necesidades Maslow, la cual, es una teoría de motivación que nos impulsa a los seres humanos a superarnos. Esta pirámide consta de cinco niveles que están ordenados jerárquicamente según nuestras necesidades como personas, siendo el nivel más bajo o la base de la pirámide, las más básicas o primarias: comer, beber, etcétera.
La pregunta clave en la clase de economía es: ¿Es necesario realizar un intercambio económico para satisfacer nuestras necesidades básicas? en general, los muchachos contestan que si, que hay que comprar agua, comida, todo. Sin embargo, su profesora les aclara el pensamiento y los sitúa: “el aire que respiramos no nos cuesta”, no hasta ahora cuando menos.
Hemos vivido en estos últimos días un acontecimiento que a todos nos afecta, el dolor humano, el sufrimiento de los animales, del ecosistema, la perdida de bienes y volviendo a la clase de economía: la calidad del aire -el cual no nos cuesta- ha sido hasta peligrosa. Nuestra naturaleza, nuestros bosques, selvas, desiertos, todos y cada uno de ellos. Eso es nuestro patrimonio vital.
El origen de la palabra patrimonio surge en el siglo XIV y proviene del latín patrimonium:préstamo. (RAE, 2021). Y en general, se refiere a los bienes que son heredados del padre. Es decir, todo lo que nuestros antepasados dejan para nosotros. Podríamos definir aún más el concepto, si somos más específicos al respecto, existe el patrimonio como bienes materiales, como nuestra casa, nuestro vehículo, pero también está el patrimonio cultural, material, inmaterial, arquitectónico, pero también y sobre todo, el patrimonio natural y que forma parte de nuestra cultura.
Según la UNESCO, el patrimonio cultural “en su más amplio sentido es a la vez un producto y un proceso que suministra a las sociedades un caudal de recursos que se heredan del pasado, se crean en el presente y se transmiten a las generaciones futuras para su beneficio.” (UNESCO, 2014) Este organismo añade que además de lo material, también está incluido lo inmaterial y lo natural, lo tangible si, pero también lo intangible, además reconoce, que todo lo que comprende nuestro patrimonio es frágil y necesita de políticas y modelos que nos ayuden a todos a entenderlo, respetarlo y preservarlo.
La primavera ya comienza y es el año dos mil veitiuno, la agenda mundial de la Organización de las Naciones Unidas está preocupada por el cambio climático y sus consecuencias, a todos nos preocupa el coronavirus, se preparan todos los días para obtener pruebas y resultados que demuestren que sus preocupaciones son reales a la comunidad internacional. Pero ¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros para preservar nuestro patrimonio? En corto, aquí, ahora mismo. Debemos insistir en que el “poder transformador de la cultura como motor y catalizador del desarrollo sostenible” como menciona la ONU, es la base de la conservación y preservación de nuestro patrimonio.
Por eso insisto: La naturaleza es patrimonio.
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Referencias:
Geere, D. (2020) Qué pasaría en la tierra si los humanos desapareciéramos. BBC News. Mundo. Recuperado de: https://www.bbc.com/mundo/noticias-53289104. Marzo 2020
UNESCO (2014). Indicadores UNESCO de cultura para el desarrollo. Manual metodológico. Paris, Francia.