Por Annalee Carreon
Hola queridas lectoras, había estado un poco alejada de mis letras y por consiguiente de ustedes, pero ya estamos de regreso, las he extrañado mucho y en esta ocasión quiero compartirles una situación que seguramente muchas hemos pasado, cuando la vida y tu cuerpo te dicen “ALTO AHÍ”.
Día a día estamos tan enrolados en las actividades diarias como ya lo hemos comentado que no nos detenemos a pensar todo lo que nuestro cuerpo hace por nosotros, no nos detenemos a agradecerle a nuestras piernas que nos permiten caminar, y es que lo vemos ya tan normal, y entonces nos saturamos tanto, y nos vamos dejando a un lado.
Y entonces el estrés hace sus estragos, porque si, el estrés nos afecta de maneras que ni nos imaginamos, el cansancio físico y mental que día a día ignoramos comienza a transformarse en malestares físicos, y es ahí cuando pensamos ¿qué me está pasando?
Pues me ha pasado algo similar, hace 6 años me desgarré una pierna y no tuve los cuidados que debía tener en su momento (por necia y sentirme super mujer), y a lo largo de estos años he recaído varias veces. En esta ocasión ya la recaída fue más grave, me dejó en cama durante 1 semana, y la recuperación me va a llevar algún par de meses, ejercicios y cuidados de por vida, y entonces es ahí cuando entran una serie de sentimientos. ¿Qué haré ahora?, ¿Mi trabajo?, ¿Mis actividades diarias?, ¿Cuánto dinero me gastare en esto?, ¿De por vida?????????, ¿Meses para recuperarme?????
Entonces entra una frustración de tener que depender de otras personas para cosas sencillas del día a día, la desesperación del dolor, el coraje de ¿Por qué de nuevo? Pero sin duda sabemos que todas las cosas pasan por una razón, y cuando nos podemos tranquilizar y pasa la crisis de mil sentimientos y preguntas, cuando pasa el estrés de la incertidumbre, podemos darnos cuenta de varias cosas.
EL APRENDIZAJE
Me comentó una persona, “apenas así para que descanses”. Otra me dijo, “por eso tu cuerpo te pasa la factura”. Y pues sí, mi cuerpo me puso un alto, un alto que necesitaba. No dejé de trabajar en ningún momento, pero esa semana en casa, me ayudó a acercarme a mi madre, a reconectar con mis hijos, que mucha falta nos hacía a todos. Me dejé consentir y ayudar, me di cuenta de que sí, si soy vulnerable, soy humana y si, también necesito descanso de vez en cuando.
Entonces llegó el aprendizaje. Si, está bien, podemos con millones de cosas, podemos con el mundo entero, si somos muy chingonas, pero debemos de tener un equilibrio. Todo en la vida necesita un equilibrio para que las cosas funcionen y para que la energía fluya de la mejor manera.
Hoy te puedo decir, que mi recuperación va lenta, va avanzando, pero lo más importante es que ya estoy tranquila. Estoy dando la importancia que se merece y sus cuidados también. Mis hijos aprendieron que se puede seguir, que no nos damos por vencidos, y aprendimos a unirnos y amarnos más y más.
Hoy te quiero compartir esto: “DETENTE”. Detente un momento, agradece a tu cuerpo todo lo que hace por ti día a día, date la importancia que tienes, dales la importancia a tus seres queridos, valora tu tiempo, valora cada minuto que podemos respirar.
SIENTETE ORGULLOSA DE TI, DE TU CUERPO, CUIDATE, VALORATE Y AMATE.
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Leonor Gonzalez
Hermosa eres muy chingona y lo sabes que esos tres caballeros que tienes a tu lado son tu fuerza y tu motivación así que a cuidarte para ti misma y para ellos ..te quiero mucho ..saludos y Bendiciones