UN MUNDO NUEVO

Por Dona Wiseman

También lo sentiste, ¿verdad?  Tú también sabes que nos pusieron una vacuna que nos ha llevado a una dimensión alterna, a un mundo otro.  ¿Verdad que tú sí lo sabes, que tú sí lo sentiste?”  Así me preguntó una amiga, de esas que tengo que saben que sí lo sentí y que sí veo las cosas como ella las ve.

Ochocientas sillas con distancia precisa entre filas y columnas, la logística específica, paciencia y una sensación de a partir de hoy la vida jamás será la misma, esa sensación que hemos tenido veces y de nuevo durante un año, o tal vez durante nuestras vidas enteras.

Los hijos imprimieron papeles y fungieron como choferes y acompañantes.  No ocuparon ningún lugar que fuera destinado para los otros, los “mayores”.  Los equipos de logística y vacunación se movían de manera certera entre los “vacunables” y sus acompañantes, con información exacta e instrucciones claras.  Creo que, por un rato (a juzgarse por noticias escuchadas por allí) la supervivencia tomó su lugar por sobre los intereses y la política, y la sociedad trabajó en conjunto en la primera fase de vacunación contra el COVID-19 en Saltillo.

Aún me siento conmovida, tres días después.  Desde la campaña de registro sentí el gozo enorme de tener el apoyo de hijos y nietos, de los “jóvenes”. He sentido su urgencia por registrar a sus seres queridos, a sus “mayores”.  Escribo “mayores” entrecomilladamente porque sé que ni yo ni nadie me contempla “mayor” y somos muchos “mayores” que no lo parecemos tanto y que tal vez podríamos habernos registrado y gestionado sin ayuda.  Para mí, ha sido un ejercicio en recibir, en tomar lo que otros ofrecen, en ocupar el lugar que la familia y la sociedad pone a nuestra, a mi, disposición con amor y respeto.

Siempre me ha gustado sentirme importante.  Jamás lo podría negar.  Pero, esta experiencia ha sido algo distinto.  Hoy el mundo tiene la mirada puesta en los “mayores”.  Hoy el mundo tiene más sentido comunitario.  Hoy el mundo pone más atención en los negocios y las necesidades de amigos, vecinos, compañeros, y familia.  Hoy nos percibo menos avariciosos y egoístas.  Nos veo con más apertura a colaborar y a adaptarnos.

Hoy el mundo ha desarrollado vacunas en tiempo récord.  Ha organizado campañas masivas de aplicación de vacunas.  Hemos acudido de manera tranquila y esperanzadora. 

Al salir de ese lugar, después de haberme aplicado la vacuna, sentí que estábamos a punto de ganar una guerra mundial, una guerra en la cual el enemigo no es otro ser humano, ni otra ideología, ni otra raza, ni otro género, sino algo más íntimo a pesar de ser un agente externo.  Mi idealismo se ha dado rienda suelta en estos días.  Y lo estoy disfrutando.  Quiero pensar que hemos (no como colectividad, sino cada uno por si mismo lo cual suma una mayoría) dado pasos importantes hacia una mirada distinta.  Tal vez hasta un acercamiento a la conciencia. 

Siento una especie de calma y contento.  Siento mucho agradecimiento.  Y, no.  No bajaré la guarda.  Hay muchas personas aún que requieren ayuda (colaboración) para poder retomar la vida y ajustarse al mundo de hoy.  He recibido.  Seguiré recibiendo.  Estoy también para aportar.

Dona Wiseman

Psicoterapeuta, poeta, traductora y actriz. Maestra de inglés por casualidad del destino. Poeta como resultado del proceso personal que libera al ser. Madre de 4, abuela de 5. La vida sigue.

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