Soy una hija de mi madre

Por Angélica Rodríguez Silva

Mamá sé que estás leyendo esto porque eres mi admiradora número uno, te dedico este texto con todo mi amor, vale por una “cartita”. 

Hemos cambiado tanto y nuestra relación de ninguna manera es la misma que cuando nos conocimos. Creo que hemos llegado a un nivel de experiencia en el que las dos somos conscientes de cómo desempeñar nuestro papel de madre e hija, lo sabemos y lo hacemos de maravilla. Estamos en el punto de nuestras vidas en el que nos estamos disfrutando al máximo. 

Ya pasamos varias etapas, la primera la de la inexperiencia, cuando nos conocimos hace casi treinta años, yo nueva en el mundo y tu nueva con el título de mamá. Después fue un largo camino de aprendizaje, prueba y error. Durante el camino se nos unió mi hermanita para enseñarnos nuevas cosas y dejamos de ser pareja para formar un trio. Vino también la etapa “educativa” la de las reglas, los permisos y límites. En su momento no lo valoré pero te agradezco por habernos formado, hoy me doy cuenta que educar no es un trabajo fácil. Te admiro porque durante todo este trayecto, aún sin experiencia y en los momentos difíciles siempre lo has hecho con amor, ternura y paciencia.

Un tiempo después aquí nos encontramos presumiendo que ya llevamos casi tres décadas de experiencia siendo madre e hija y que nos encontramos en nivel de expertas. ¡Que hermoso ha sido crecer juntas! Has sido mi madre, guía, maestra, ejemplo… pero mis momentos favoritos siempre han sido cuando eres mi compañera y mi amiga. 

Antes me vestías y arreglabas, disfrutabas ir a comprar mi ropa y ahora vamos juntas y me pides opinión sobre tus compras. Pasamos de un: “mamá no me digas que hacer” a “mamá ayúdame, no sé qué hacer”. Me enseñaste y explicaste cómo funcionaba todo y ahora yo tengo la oportunidad de enseñarte cosas nuevas. Me heredaste tu buen sazón y me enseñaste a hacer el mejor arroz, ahora me encanta cocinar para ti y que disfrutes de mi comida. Me encanta que pasemos tiempo de calidad juntas haciendo cualquier cosa ¿alguna vez te imaginaste estar conmigo chocando copas mientras platicamos largo y tendido sobre todo? 

Nunca me impusiste tu estilo o tu forma de ser, nunca me enseñaste a ser como tú. Pero no sé en qué momento me empecé a parecer tanto a ti. ¡Orgullosamente soy una hija de mi madre! Nos divierte y me da risa cuando alguien me dice: “hablaste igual que tu mamá”, también me gusta visitar tú guardarropa y usar tu ropa ¡tienes un estilo increíble! Pero no solamente es eso, me has heredado lo más bonito de ti, eso que no se puede ver a simple vista sino que se lleva en el corazón. 

Y ahora viene la mejor parte, disfrutar ¡lo logramos! No es por presumir pero hiciste un gran trabajo conmigo. Sigamos sumando momentos y experiencias juntas, disfrutando de la vida y aprendiendo una de la otra. Me llena de emoción y gratitud darme cuenta de la vida tan bonita que hemos tenido. Tú fuiste la que deseaste tenerme, pero yo soy la afortunada por tenerte. Eres la relación más hermosa que tengo. Agradezco por cada momento que hemos vivido juntas y por todos los que vienen. Gracias a ti sé lo que es ser una excelente madre, en su momento yo también lo seré y estoy segura de que tú serás una hermosa abuela, pero lo mejor es que nadie ni nada nos quitaran nunca nuestros puestos; por siempre seré tu hija y tu mi madre.

Angelica Rodriguez

Licenciada en Mercadotecnia, emprendedora, soñadora y creativa. Feminista en progreso. Creadora de la marca y libro planeador de bodas To be Bride. Veintinueve años de experiencia en la vida y sumando. Escribo con el objetivo de inspirar, ayudar y documentar.

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