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¿Lactancia y elecciones? El Pacto por la Primera Infancia

Por Clara F. Zapata Tarrés

Ya se vienen las elecciones. Se preguntarán por qué hablo de política si mi columna es de lactancia…

Resulta que al revisar y repasar un poco las propuestas de la mayoría de los candidatos me doy cuenta que es difícil encontrar alguna que priorice o más aún que tenga en su agenda a la infancia. Y menos aún que dentro de sus objetivos les pase por la mente incluir al nacimiento, el parto, la lactancia como directrices.

Cuando se trata del poder la meta, al parecer, nunca es la infancia.

Cada día, cada mes, cada año realizamos un gran esfuerzo por plantear la incorporación de políticas de lactancia en hospitales, entornos médicos, empresas, instituciones gubernamentales y privadas y en general en cada rincón de las calles de Estados, ciudades, municipios y comunidades.

En los últimos años, se crea una gran organización que se llama Pacto por la Primera Infancia (https://www.pactoprimerainfancia.org.mx/el-pacto/) que se forma con más de 450 organizaciones de la sociedad civil, fundaciones empresariales, empresas, universidades, organismos internacionales, instituciones autónomas provenientes de los 32 estados del país. Juntos se articulan acciones de impacto colectivo e impulsan políticas públicas encaminadas a hacer del desarrollo integral de la primera infancia una prioridad nacional.

Fortalece las capacidades de incidencia de las organizaciones e instituciones adheridas para incidir de manera efectiva en sus propios territorios. De igual modo, empieza a construir estrategias de movilización ciudadana que legitimen y fortalezcan la causa en el país.

Dentro de sus metas, tenemos la número 3 que pretende incrementar a 75% la lactancia en la primera hora de vida y a 45% la lactancia materna exclusiva en menores de 6 meses. En término simples podríamos pensar que es una meta muy fácil de alcanzar porque ¿quién no quisiera que un tema de salud pública buscara mejorar las condiciones del nacimiento a largo plazo? Sería fácil, efectivamente, si todos los ciudadanos en general tuviéramos en mente la infancia como prioridad. Es difícil pensar que alguna persona o institución no desearía este objetivo, ¿no crees?

Qué extraño es entonces que no existan las condiciones para lograrlo.

Qué extraño es que no existe apoyo para las personas que nos encargamos a acompañar embarazos y lactancias.

Qué extraño es que al nacer separan a las madres de sus bebés.

Qué extraño es que el personal de salud no tenga ni las capacitaciones ni las condiciones necesarias para lograr que los bebés estén pegados al pecho de sus madres en la primera hora de vida.

Qué extraño es también, que las lactancias se truquen o se vean afectadas porque las industrias de los sucedáneos de la leche materna no respeten las normas de comercialización y hagan dudar de manera inteligente, astuta y disfrazada de la propia maternidad (guerras entre madres, falta de producción de leche, promesas sobre la “maravilla” de sus productos, y un larguísimo etcétera). Y en este sentido, qué extraño es que el Código de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna no sea una LEY con mayúsculas, una prioridad de senadores, diputados, presidentes municipales, regidores, alcaldes y demás tomadores de decisiones.

Qué extraño es que algunos médicos aún recomienden destetar por falta de información o por alguna comisión monetaria por recomendar cierta marca de sucedáneo.

Qué extraño es el mito que asegura que la mayoría de las madres necesitamos complementar y que muchas veces creamos que efectivamente no tenemos leche suficiente.

Qué extraño es que no tengamos el apoyo de nuestros empleadores si amamantar les resultaría muy conveniente para tener trabajadoras comprometidas, con menos ausentismo y con familias contentas y con bebés sanos, en todos los sentidos.

Qué extraño es que tengamos una licencia de maternidad de 45 días, cuando apenas estamos estableciendo nuestras lactancias y necesitamos estar junto a nuestros bebés, amando, creando lazos, equilibrando la producción de leche e intentando construir una salud integral.

Qué extraño es que gobierno tras gobierno se tiene uno que dedicar a convencer de algo que tendría que ser obvio, lógico y natural.

¿De dónde salen todas estás afirmaciones y prácticas erróneas, falsas y que terminan por hacernos desconfiar de la naturaleza y de nuestros cuerpos? ¿Porqué los bebés y la infancia no son prioridad?

El Pacto por la Primera Infancia es una gran alternativa porque deja las bases, plantea los objetivos, deja sobre la mesa los puntos prioritarios, le hace la chambita a los funcionarios. No hay que romantizar y blofear acerca de que “la infancia es el futuro”. Es el futuro. No nos confundamos, no seamos sarcásticos y habladores ni sofistas. Ya está la mesa puesta. Sólo falta que los invitados se atrevan a sentarse juntos a comer del mismo plato.

Y bueno, no sólo es firmar los compromisos como candidatos. Todas y todos estamos esperando con ansia, voluntad y exigencia que en los próximos meses y años, cuando ya sean electos después de este 6 de junio, se cumplan y se ponga en práctica cada meta propuesta.

Mayor información

https://www.pactoprimerainfancia.org.mx/wp-content/uploads/2021/05/Brochure_Nacional_Final-compressed.pdf

Clara Zapata: Soy Clara, etnóloga chilena-mexicana. Tengo dos hermosas hijas, Rebeca y María José, con Joel, mi regiomontano amado. La libertad y la justicia son mi motor. Creo plenamente en que la maternidad a través de la lactancia puede crear un mundo más pacífico y equitativo y por eso acompaño a familias que han decidido amamantar. Amo la escritura, la cultura y la educación.
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