Por NES
Los beneficios de mantenerse hidratado son claros como el cristal, pero a algunos niños no se les puede persuadir fácilmente para que tomen un sorbo de agua. A continuación, te indicamos cuánto deben beber los niños, y algunos tips proporcionados por nuestro farmacéuticos de cabecera, para que beba más agua.
¿Cuánta agua deben beber los niños?
Como dice el refrán, puedes llevar a un niño al agua, pero no puedes obligarlo a beber. La cantidad de líquido que necesita tu hijo depende de su peso y actividad física. Pero según la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP), “los niños de 1 a 3 años necesitan aproximadamente 4 tazas de líquido por día, incluida agua o leche. Esto aumenta para los niños mayores a alrededor de 5 tazas para los de 4 a 8 años, y 7-8 tazas para niños mayores”.
Ten en cuenta que la mayor parte de la ingesta de líquidos de tu hijo debe ser agua y la cantidad aumentará en los meses más cálidos. Cuando hace calor afuera, o si tu hijo está muy activo y suda, asegúrate de que beba más agua al menos cada 20 minutos.
Anímalo a beber más agua.
Cuando están ocupados jugando, tu hijo no querrá detenerse y beber agua. A continuación, nuestra farmacia preferida (porque ahí encuentras todo lo que necesitas!) nos da algunos consejos para fomentar una hidratación adecuada.
Ten siempre líquidos disponibles. Lleva botellas agua o termos con agua cuando salgas de la casa y ofrécele a tu hijo algo para beber durante los momentos de quietud, como el tiempo frente a la pantalla y los viajes en automóvil.
Modela tú misma la hidratación adecuada. Cuando los niños ven a mamá o papá constantemente buscando agua, estarán más inclinados a hacer lo mismo.
Infórmate. También puedes intentar leerles un libro sobre el tema, alguno que explique por qué su cuerpo necesita agua.
Mezclar. Mejora el sabor del agua corriente agregando un pequeño chorrito de jugo 100 por ciento de fruta o exprimiendo el jugo de una rodaja de limón, lima, naranja o durazno. También puedes agregar algunas bayas frescas o congeladas, rodajas de pepino o menta para darle un poco de sabor al agua.
Consuman alimentos hidratantes. Tu hijo no necesita obtener sus líquidos exclusivamente de líquidos. Las frutas jugosas como la sandía y el melón, las bolsas de frutas y verduras, las verduras como los pepinos y las paletas heladas de frutas saludables pueden ayudar a tu pequeño a hidratarse.
Limita la ingesta de jugos y refrescos. Trata de reducir al mínimo los jugos de frutas y las bebidas con electrolitos ya que contienen mucha azúcar. También evita las bebidas que contienen cafeína, como el té helado o muchos refrescos, porque la cafeína es un diurético que puede contribuir al proceso de deshidratación al aumentar la pérdida de líquidos. Además, como estimulante, la cafeína puede deprimir los síntomas de la deshidratación.
Compra suministros especiales para beber. También es útil dejar que tu hijo elija su propio vaso especial, botella de agua o popote.
Estate atenta a los signos de deshidratación
Los niños son más propensos a la deshidratación que los adultos porque sus cuerpos no se enfrían tan eficientemente y el calor del verano aumenta el riesgo. El peligro surge cuando los fluidos salen del cuerpo a través de la sudoración más rápido de lo que se reemplazan, y la deshidratación severa puede poner en peligro la vida.
Una señal de una hidratación adecuada es la orina clara o de color amarillo claro. Orina más oscura, orina disminuida, piel seca, labios agrietados y ausencia de lágrimas al llorar pueden ser signos de deshidratación. Para cuando tu hijo simplemente sienta sed, es posible que ya esté deshidratado, así que haz todo lo posible por adelantarte a la situación.
Los niños se rehidratan con bastante rapidez. Si te preocupa que tu hijo esté deshidratado, ofrécele pequeños sorbos de líquido con frecuencia.
Debes ir a urgencias o llamar al 911 si tu hijo experimenta letargo extremo, falta de respuesta, vómitos, falta de sudor y dolor abdominal intenso.
