Por Clara F. Zapata Tarrés
¿Te ha pasado que a veces, o muchas te sientes juzgada? Todas estamos acostumbradas a tener una opinión sobre los demás y sobre todo entre mamás. Al final de cuentas nos molesta pero acabamos dejando pasar los momentos. Sin embargo, cuando alguien muy cercano nos juzga o plantea su opinión sin habérsela pedido, ya sea de nuestra familia o del círculo más cerca de nuestros amigos, duele hondo. Sentimos las miradas profundas y muchas veces, aunque sea con la mirada, vemos que nos cuestionan la forma en cómo hemos decidido vivir, criar, amar o amamantar… Es muy difícil porque cada una de nosotras sabemos casi siempre lo que necesitamos o deseamos cambiar si es que hay algo que nos molesta de nuestra piel, o lo que hemos decidido dejar cómo está o incluso reivindicar algunas prácticas muy propias.
Para poder superar estos momentos que pueden ser cortos o durar años, podemos poner en práctica algunas herramientas que nos permitirán ser reflejo para enseñar como sí se puede tener una comunicación empática y sin juicio.
- Prestar atención plena a la persona con quien hablamos, revisar nuestra expresión de la cara, del cuerpo, de las manos. A veces estamos mirando el celular, hablando con alguien más o simplemente distraídas de la conversación. Y esto es transparente. La persona que tenemos frente a nosotros lo nota, aunque sea casi imperceptible.
- Escucha: ten la voluntad de mirar a los ojos, recuerda lo que te dice esta persona y asiente con la cabeza. Has un ejercicio de memoria.
- Algo importantísimo: pon de lado tu punto de vista, no hables tanto de ti. Esto te permitirá entrar en el mundo de la otra persona, suspendiendo tu juicio, y partir de una experiencia genuina.
- Lee en voz alta y escúchate. Escucha tu tono de voz, las inflexiones que realizas. Te darás cuenta de muchas cosas ahí… Escribe todo lo que sentiste o percibiste.
- La que habla frente a ti, tiene una gran necesidad de ser escuchada. Al hacerlo generarás confianza.
- ¡Para, mira y escucha!
- No des consejos o menciones cómo eres tú. Siente y ponte en el lugar de la otra persona. Por un momento.
- Reconoce tus sentimientos. ¿Qué te generan? Analiza tus percepciones, pero ya en soledad. No necesitas compartirlo con esa otra persona. Puede que se encuentre en un estado muy vulnerable que puede desatar incomodidad.
Si tomas en cuenta esto, habrá días que se sienta un tanto forzado. Sin embargo, harás conscientes muchos elementos que incluso, creías no tener o muchas cosas que no creías necesarias. Después se convertirá en natural. Probablemente te sentirás mucho más ligera, libre y lo más importante, le mostrarás al de enfrente que sí es posible no juzgar, ser auténtico y transparente.
¿Qué otras cosas crees que puedes hacer? Cuéntanos…