Por Dona Wiseman
Estoy viendo una película de terror con mi nieto, sí, el mismo nieto que encontró mi colección de Benedetti en el coche y se puso a leerme poemas mientras manejaba yo de foro a casa. Me gustó la experiencia. Pero, regreso a la película. Trata de un pueblo relativamente pequeño en el cual aparece un payaso cada cierto tiempo a matar niños. No estoy muy segura de que el payaso es el peor problema del pueblo. Hay grupos de chicos de todo tipo en la preparatoria local, y todo tipo de situaciones en las familias de los lugareños. Estudiosos, científicos, deportistas, chicas guapas y populares, situaciones de abuso familiar, economías más o menos estables, enfermedades, pérdidas y los típicos chicos malos, los que ahora llamamos “bullies”. Me llamó la atención una escena en que un chico hace todo lo posible por evitar toparse con ese grupo de chicos difíciles. Es evidente que, al entrar en contacto con ellos, será (él o cualquier otro) víctima de golpes y maltratos, llegando al grado de grabarle a un niño la primera letra de su nombre en el abdomen.
Soy psicoterapeuta y aun así me pregunto qué es lo nos lleva a los “seres humanos” a ser tan ruines. Si entiendo la teoría y el desarrollo infantil y las heridas primarias y los traumas y tanto. Con todo eso hay quienes causan un daño terrible a otros, de las maneras más crueles, mientras otros son víctimas de daños, o participantes o causantes, o no sé. Vivimos en un mundo que designa y separa a buenos y malos sin mayores contemplaciones. Sé que no es tan simple. Sé que no es un tema simple, puesto que el mismo payaso malvado que sale en esta película y los chicos malos, fueron escritos y desarrollados por alguien que seguramente se considera “bueno”. Sí, no te preocupes, ya me confundí yo también.
Anoche le comenté a una persona que una situación desagradable que suscitaba en ese momento tenía como raíz el hecho de que no nos preocupamos por las situaciones y las necesidades de otros. Admito que en el momento era “acusación”, pero igual sé que con frecuencia soy culpable de no tomar en cuenta las necesidades de otros, y me vuelvo incapaz de trabajar por el bien colectivo.
Nota aparte: No me queda claro si el nieto está disfrutando o sufriendo la película.
¿Qué hace a un chico o grupo de chicos entregarse a la violencia? ¿Qué hace que un padre abuse de su hija? ¿Qué causa que una persona no logre alcanzar una satisfacción suficiente en la vida y que se suma en la derrota? ¿Qué nos lleva a la insensibilidad total ante la problemática de vida de otro ser? ¿Qué convierte a una persona en asesino, en vengativo, en represor, en sádico, en manipulador, en avaro, en hipócrita? Y más allá aún, si soy capaz de imaginarme la maldad de un “ser imaginario”, ¿qué me hace pensar que las características de ese ser no reflejan algo de lo que soy yo?
Proyección para principiantes sería el nombre del taller o curso que nos llevaría a adentrarnos en ese tema, y a aprender de nosotros en unas pocas horas, tal vez más de lo que hemos aprendido en todos nuestros años vividos. Pero lo que realmente quisiera proponer es que nos cuestionemos cómo participamos (sí cada una de nosotras) en la construcción y el sostenimiento del mundo que funciona en bandos de buenos y malos. Creo que la única manera de hacer esto que me estoy proponiendo y te estoy proponiendo es dejándome de identificar con uno u otro bando y seguir puliendo el espejo en que me veo día tras día.