Por Angélica Rodriguez
Durante un año de julio 2020 a julio 2021 tuve el honor de ser presidente de un club de Toastmasters ¿de qué? de un club de comunicación y liderazgo perteneciente a la organización de Toastmasters International. Claro sigues sin entender exactamente de que estoy hablando, no te preocupes continúa leyendo que esto se va a poner interesante.
Todo comenzó cuando mi mamá empezó a asistir lunes tras lunes a las sesiones de este misterioso club. Siempre llegaba a casa con historias que realmente no alcanzaba a comprender, decía cosas como por ejemplo: “el discurso de Luis estuvo increíble”, “hoy me tocó ser evaluadora” o lo que más me intrigaba cuando mencionaba: los tópicos improvisados. Resulta que mi mamá se inscribió a este club cuya mecánica era reunirse una vez a la semana en un lugar y horario establecido con el propósito de practicar y mejorar las habilidades de comunicación de cada uno de los socios. Durante un tiempo me estuvo insistiendo para me asistiera a una de esas sesiones porque yo no acababa de entender como funcionaba tal cosa, hasta que accedí y al fin todo tuvo sentido.
Primero hablaré de los integrantes, para mi sorpresa a simple visto no podía encontrarles ninguna similitud; hombres, mujeres, adultos, jóvenes, estudiantes, profesionistas, presentadores de noticias, ingenieros, maestros, psicólogos… un grupo de no más de veinte personas. En la reunión había socios e invitados, yo era invitada. Cuando llegué me entregaron una hoja con el orden del día en el que se especificaba minuto a minuto que iba a acontecer y los nombres de las personas que participarían.
Primero la apertura; con una frase y la hora exacta: ocho en punto, el oficial de asambleas da formal inicio a la sesión (si mal no recuerdo había un maso que golpeaba en la mesa como los que usan en los juzgados de las películas), posteriormente tomaba la palabra el presidente (quién iba a decir que meses después yo tomaría ese puesto), se encargaba de dar la bienvenida a todos los asistentes y daba un breve y agradable mensaje de reflexión. Él no dirige la reunión, es otra persona: el designado “Toastmaster de la noche”, él es el anfitrión, el maestro de ceremonias, quien se encarga de que todo el programa se lleve a cabo y cada uno cumpla su función. La sesión se divide en tres partes; la primera es la de proyectos preparados, en la que los socios presentan un discurso (hablando ¿de lo que quieran?) para después ser evaluados. Más adelante entendí que existe una plataforma a la que tienen acceso y cada uno va cumpliendo con las tareas que se les asignan en el programa de aprendizaje que hayan elegido, para subir de nivel.
Segunda parte: los famosos tópicos. El nombre correcto es Table topics (sí, son una marca registrada). Una persona dirige el segmento y su misión es hablar sobre algún tema e ir introduciendo preguntas al azar para que todos participen, tanto socios como invitados. ¡Claro que la primera vez que fui participé! es más no es opcional. No recuerdo la pregunta pero aún puedo escuchar las palabras en mi cabeza: “Angie, ¿tu qué opinas? y no queda más que pasar al frente y decir tu opinión improvisada expresándote de la mejor manera posible. Tienes que cumplir (de preferencia) el tiempo mínimo de un minuto y tratar de no pasar el tiempo máximo de dos minutos (qué en tu primera vez un minuto parecen 15). Participar en esta sección siempre es una experiencia de adrenalina, jamás sabes de que van a tratar los tópicos, ni en qué momento pueden lanzar una pregunta para ti. Es muy divertido y enriquecedor escuchar a personas tan diferentes dando su opinión sobre un tema.
Y por último la tercera parte, pero no la menos importante: las evaluaciones. Todo, absolutamente todo lo que se dice y se hace durante las casi dos horas que dura el evento, es evaluado. Existen cuatro tipo de evaluadores: el general; quién dirige esta tercera parte y al final da un informe sobre todo lo que pudo percibir de las participaciones, el evaluador de proyecto; quien únicamente da su informe sobre el orador que presentó su discurso preparado, el evaluador gramatical; que como su puesto lo indica es el encargado de tomar nota durante toda la sesión de errores gramaticales y entorpecimientos verbales tales como: muletillas, repeticiones, titubeos, palabras mal pronunciadas y también destacar los buenos usos de la palabra como: metáforas. El tomador del tiempo, cronometra todo y durante la sesión marca con un semáforo las intervenciones de cada uno de acuerdo al programa para que se respete la duración destinada a cada participación. Al final cada uno menciona nombre por nombre a todos los asistentes, resaltando sus fortalezas y compartiendo áreas de oportunidad. ¡Vaya realmente una velada enfocada en la comunicación!
Y ¿cómo y por qué termine siendo presidente de este honorable club? la respuesta es que fue una oportunidad que me llegó y la cuál agradeceré por siempre. No era la persona más preparada, la mejor oradora, ni con la mayor experiencia. A los cuatro meses de haberme afiliado recibí la propuesta. Un reto que en ese momento me pareció enorme. Desconozco si hubo algún tipo de votación o cual fue el verdadero motivo por el que me eligieron. Yo seguía sin dominar todas aquellas reglas y protocolos que se llevaban acabo durante las sesiones, no conocía cien por ciento la organización (de hecho aunque aprendí mucho de ella, al día de hoy sigo sin ser experta). Pero gracias a esa proposición tuve la fortuna de vivir la segunda palabra del significado de Toastmasters; comunicación y liderazgo.
Durante un año tuve la oportunidad de recibir capacitaciones, organizar eventos, participar en concursos, tomar decisiones e innovar (debido a la pandemia nuestras reuniones emigraron a lo digital). También fue una gran red de relaciones, ya que la organización como su nombre lo dice es internacional, para que se den una idea: existen más de 16,200 clubs, distribuidos en 145 ciudades alrededor del mundo y los miembros superan las 364,000 personas. Así que si pensabas que estaba hablando de una sociedad completamente anónima, estas en lo incorrecto.
Nunca pensé o busqué pertenecer a un grupo de este tipo, ni idea tenía que existieran. Pero jamás me voy a arrepentir de haber aceptado la invitación que me hizo mi mamá hace casi dos años. Definitivamente salí de mi zona de comodidad y en cada sesión he sido retada personalmente a ser mejor comunicadora y líder. Me ha ayudado en mi forma de expresarme verbal y escrita, en mis relaciones de todo tipo, a tener un mejor desempeño en mi trabajo y solicitar un aumento exitosamente, a ser una persona más culta, más observadora, entre muchas otras cosas que alargarían al doble este texto.
Si no entendiste nada, o terminaste más perdida con esta información que cuando empezaste a leer, te invito a visitar mi club “Comunicación, amistad y cultura” o cualquiera que se encuentre en donde te encuentres. No importa que tan buena sea explicándolo Toastmasters es una experiencia que tienes que vivirla para comprenderla. Date la oportunidad, estoy segura que no te arrepentirás.