Por Angélica Rodríguez
En los últimos días del último mes del año, qué es lo primero que viene a tu mente: ¿ya va terminar el año o ya va a iniciar uno nuevo? Por supuesto que las dos respuestas son correctas, pero en estos días me ha rondado este pensamiento por la cabeza. Será que es una especie de ¿cómo ves el vaso: medio lleno o medio vacío? Después de reflexionarlo me quedo con la importancia de agradecer por lo vivido y de estar abiertos a recibir lo que viene con la mejor actitud.
Despedimos el año casi al mismo tiempo que recibimos uno nuevo. Así es la vida, nunca se detiene, es continúa. El final siempre va a ir acompañado de un nuevo comienzo. No podemos detenernos en el pasado, lo que acaba de pasar en este instante ya fue. El pasado es constante, no hay nada más real que el presente. Vivimos esperando el futuro y lo único que podemos vivir es este preciso momento.
Cada año, esperamos con ilusión a que llegue el día primero de enero. Nos preparamos para lo que viene, hacemos planes y propósitos o metas por cumplir los cuales según nosotros desde el día uno del año pondremos en marcha ¿será la emoción de comenzar algo totalmente nuevo? Es muy ambicioso de nuestra parte si consideramos que esa lista incluye muchas de las cosas que no obtuvimos en el año anterior, pero siempre con la esperanza de que el año que viene traerá cosas buenas y será mejor.
El fin de un año siempre será una buena oportunidad para hacer un recuento de todo lo vivido durante 12 meses y 365 días. Acontecimientos, relaciones, retos, dificultades. Recapitular todo aquello que marcó nuestras vidas nos sirve para ser conscientes de lo que hemos logrado y lo que queremos lograr. Probablemente la lista que hicimos hace un año no haya sido palomeada en su totalidad, inclusive podríamos haber borrado algunas cuantas cosas que con el paso de los meses cambiaron o metas que ya no nos parecieron atractivas, pero eso es lo interesante de la vida, que siempre cambia y siempre puede sorprendernos.
En este cierre de año, para mí no hay un “borrón y cuenta nueva”. No me despido de lo que ya fue, solamente lo agradezco, porque tuve la oportunidad de vivirlo y disfrutarlo. Realmente no me podría despedir de lo vivido porque eso ya forma parte de mi historia. Gracias a todo lo que pasó y lo que no pasó, se creó este presente que amo.
Este año me regaló muchas cosas maravillosas, entre ellas algunas respuestas de lo que anteriormente no había sucedido “según mis planes”. Es hermoso cuando llega el momento en el que todas las piezas coinciden y eso que pensabas como malo se convierte en algo perfecto y maravilloso.
Celebremos por todo aquello que nos ha traído hasta este día, por todo lo que no queríamos pero que ya pasó, por los finales y los comienzos, por los propósitos y metas que si cumplimos de nuestra lista y por los que agregamos en el camino y fueron cosas increíbles. Agradezcamos por todo lo que tenemos y por lo está por venir, por las personas que nos acompañan, por quienes ya no están pero que nunca se irán. Gracias por cada experiencia que nos deja un aprendizaje, por las lecciones, tropiezos y por todo aquello que nos hizo salir de nuestra zona de comodidad.
No importa cuando leas esto: ¡Que tengas un gran año!