Por Laura Prieto
Ha llegado el 2022, todo es esperanza y diversión, cenando en familia y proponiéndonos cosas que quizá como cada año no vamos a cumplir, ir al gimnasio, hacer dieta, menos chisme, menos compras, mas buenos deseos, pero al final, seguimos los ciclos que año con año repetimos. Yo no he cumplido ver más a mi mamá, tampoco hago ejercicio como debería, no he dejado de beber y cada año nuevo me lo propongo con el mismo entusiasmo de cada año.
El ciclo sin fin, como lavar diario los trastes, ¿cómo así que si dejo una taza en el fregadero, al par de horas se duplica y el fregadero esta lleno? y si lo dejas pasar los trastes esperan, toda la eternidad, pacientemente, hasta que llegas y los lavas como todos los días año tras año tres veces al día.
Todas las mañanas levantarse a hacer el lonche de los hijos, levantarlos y dejarlos a la escuela, así hasta que vayan a universidad, sean adultos y se larguen.
El ciclo sin fin de la ropa sucia, no hay momento perfecto en la línea del tiempo en que el cesto de la ropa sucia esta vacío, mágicamente la ropa se materializa, y empieza el ciclo, lava, enjuaga, seca, dobla, sencillo, un par de veces por semana, pero hay quien olvida la ropa en la secadora y queda apestosa, o en la cesta y queda arrugada, pero a pesar de todo el ciclo se tiene que cumplir, acabe bien o acabe mal.
Todo son ciclos, como el ciclo de la lavadora o el ciclo escolar, los años no son mágicos por solo empezar, los hacemos mágicos nosotros, te puedes lamentar por todo lo que tienes que limpiar o trabajar o puedes festejar porque eres excelente o al menos promedio en hacerlo, ahí humildemente.
Trabajar, es lo que sigue después de estudiar, ese trabajo de porquería que tanto te molesta, pero en el que has hecho amigos y que te deja recompensa económica y al terminar ese ciclo te jubilarás y envejecerás viviendo los años dorados viajando o tumbado en un sillón, ese ciclo se acabará, como todos los ciclos: la niñez, adolescencia, la vejez, el ciclo de lavado, el ciclo de secado, somos tiempo, siempre añorando el futuro descuidando el hoy.
El ciclo sin fin es la vida, el inicio de un nuevo año no tiene nada de especial, lo especial somos nosotros y cómo decidimos vivir cada día.
Y yo pues ya les dejo, porque el ciclo de la lavadora ya se terminó.
No estás sola.