Por Dona Wiseman
“A lo mejor tu trabajo te hace sentirte útil y eso te hace bien.” Malviajada en automático. Mi lectura de ese mensaje es: Ya eres una mujer mayor. Tu trabajo te permite sentirte útil y te mantiene activa. El comentario venía después de otro que sugería que debería bajarle al ritmo de trabajo antes de que me enferme. Inhala, exhala, inhala, exhala. Creo (o sé y confieso) que soy hipersensible ante cualquier comentario que dentro de mi enfermizo cerebro puede ser malconstruido a referirse a ser mujer, ser vieja, ser hipertensa, o que de alguna manera sugiera que no podré con algo. Todo esto dentro de un marco de vida en el cual deseo, sí, bajarle un tantito a la chamba. Pero una nueva oportunidad me salta a la vuelta de cada esquina y soy débil (¿o era devil?).
Todo esto me hizo corto circuito dentro del contexto de un taller que estoy terminando hoy. Treinta y seis horas de trabajo básico de eneagrama (informes conmigo que lo volveré a dar). Anticipo mi próximo comentario diciendo que para saber cómo es mi carácter o personalidad, no tengo que saber qué hago sino para qué lo hago. Son mis motivaciones internas e intenciones lo que muestran mi estructura de carácter. Entonces, estábamos en el tema de ¿para qué trabajo? cuando me llega el mensaje sobre sentirme útil. Yo no trabajo para sentirme útil. Hay otras motivaciones. En el grupo hablamos sobre trabajar por fama, por poder y por dinero. Ser útil sería una forma de reconocimiento y entraría dentro de trabajar por fama. Creo. Aún estoy un poco traumada, con la imagen mental de una anciana que se mantiene activa y útil ayudando en un centro comunitario. Perdonen ustedes. Mi manera de malviajar un comentario no tiene límites.
Lo que quiero proponer es que nos miremos para ver con qué intenciones trabajamos. Y no me digan en coro que todos trabajan por dinero, porque eso simplemente no es verdad. Tengo un amigo que trabaja en una planta y en la última semana ha trabajado dobles turnos todos los días. Le han tocado los días más fríos y su trabajo es de mediodía a madrugada. “Hay que pagar deudas”, me dice. Él trabaja por dinero. Me queda claro. Espero que pronto pueda resolver y no tener que echarse las jornadas que ahorita está trabajando.
Una de las participantes en el grupo trabaja por muy poco dinero, y en voluntariados. Dice que quiere ganar dinero, pero no veo cómo. ¿Será que su mayor objetivo es ser vista y reconocida? Tal vez. Y ¿yo? Tendré que confesar que trabajo como lo hago porque creo que puedo cambiar el mundo. ¿Ilusa? Seguramente. Quizás si me echo otros 20 años de terapia aprenderé a trabajar por lana. Pero, tendría que combinar las cosas porque en realidad me importa mucho este tema de que el mundo sea otro. ¡Jajajajajajajajajaja! Llegó un virus y cambió más en dos años que lo que yo podré cambiar en todos mis años de vida. No le hace. Mi carácter no va a cambiar. Mis valores no van a cambiar. Sí puedo aprender a combinar, a quitarle un poco de esfuerzo de un lado y aplicarlo en otro. Eso sí. Pero aclaro que no será para ser útil. No será así.