Por Dona Wiseman
Día de la mujer, ¿si se dieron cuenta de que hace un par de semanas anunciaron que era día internacional del gato? Mujer, hombre, gato, ingeniero, músico, bebés prematuros, agua, libro, maestro, estudiante, madre, padre, familia, lengua materna, juventud, tierra, danza, alfabetización, beso, cáncer, café, chef, niño, médico, y la lista sigue. Todos tienen su día. Supongo que la conmemoración de cada uno de estos grupos es válida. Basta y sobra toda la información sobre la diferencia entre una celebración y una conmemoración que hemos leído ya. Sabemos que el 8 de marzo es un día en que recordamos la lucha de las mujeres contra las injusticias que hemos sufrido desde la instauración del patriarcado. No cabe duda de que hemos sido víctimas de intereses materiales siglo tras siglo, así como lo han sido los niños y los pobres, algunas razas y tantas personas que se han encontrado hasta por accidente como blanco en la competencia por el poder.
Estamos cansadas, ¿verdad? No tan cansadas como para dejar de luchar. No me gusta la palabra “luchar”. Me acaba de llegar a la mente la película Mary Poppins. Retrata a varias mujeres, sin que eso sea su propósito explícito. Está Mary Poppins, una mujer que no acepta que ningún hombre la vea menos. Ella da órdenes y no tiene la menor duda de que se hará lo que ella dice. Está la mamá de los niños. Ella está ocupada en el movimiento de sufragio, un movimiento romantizado en mucha literatura y película, especialmente en esta película. Esta mujer sale a diario, vestida muy propia y elegantemente, a hacer marchas que la sociedad consiente porque no causan ningún daño, tampoco causan ningún cambio real. También están las criadas, señoras que atienden a la familia, acatando órdenes y manteniendo su lugar dentro de la sociedad.
Me gusta el estilo de Mary Poppins. De alguna manera, sin pelear, ella toma un lugar de influencia y se sostiene. Estoy consciente de que estoy hablando de una película y de una situación fantasiosa y que la vida real, nuestras vidas, no tienden a funcionar así, pero, esa naturalidad me gusta.
¿Qué haría Mary Poppins si estuviera de frente a las situaciones que algunas mujeres que yo conozco están viviendo? ¿Qué haría frente a violaciones, feminicidas (asesinatos en los que uno de los factores principales de la violencia es el hecho de que la víctima es mujer), prejuicios, salarios menores, desprecios, burlas, objetivación, expectativas irreales, mercantilismo, abusos, acosos? Por más rechazo que siento ante la palabra “lucha”, estoy segura de que eso justo haría ella. Llegaría con su paraguas en alto, impulsada por un viento cambiante, para plantarse frente y ordenar, en tono de sugerencia, que las cosas sean de otra manera. No se movería, no cambiaría su objetivo. No cedería ante amenazas. Y no se iría hasta que el cambio se diera y de nuevo llegara un viento cambiante que la llevaría al siguiente frente de lucha. Y si fuera necesario, pelearía. Si fuera necesario, pintaría monumentos. Si fuera necesario, devolvería gases lacrimógenos. Si fuera necesario, tal vez mataría. Buscaría a los culpables debajo de las rocas. No perdonaría a ninguno. “Si fuera necesario…” Peco de ingenua. Es necesario, y urgente, y no hay más remedio.