Por Clara F. Zapata Tarrés
¿Te ha sucedido en tu vida, que de pronto te encuentras en una encrucijada, como Dorotea en el cuento del Mago de Oz, en un camino que se divide y depende del que elijas, lo que será tu futuro, o por lo menos una gran parte de años en tu destino? No bastará con que alguien te sugiera seguir el camino amarillo… Habrá que pasar por la reflexión, hasta que un día, sin más, sin cuestionamientos, decidirás.
Tomar decisiones en el camino es muy complicado, sobre todo el proceso. Ya que tomaste la decisión, no hay nadie que te pare y habrá que asumir las consecuencias también. Tenemos que calcular un poco como es que queremos vivir, cómo será nuestra vida después pero la imaginación jugará un papel bastante importante en ello. La racionalidad jugará su papel, hasta que el corazón quiera. Y efectivamente, existen pocas personas que únicamente se guían por elecciones meramente racionales.
Creo que todas tenemos esos parteaguas en nuestras vidas. Ejemplos de preguntas y situaciones sobre ello serían: qué decido estudiar y por qué; dejo en pausa algunas acciones; estoy enamorada pero aburridísima; sigo trabajando en el mismo lugar por comodidad o dejo de trabajar en ese lugar que ya no llena mis expectativas y no me hace crecer; me separo de mis amores; abandono completamente una vida que ya había planeado; soy mamá o no quiero serlo, dejar todo por un amor o por una vida que no tenía en mente, querer ser mamá y no lograrlo, amamantar o decidir que mis bebés tomen fórmula; hacer ejercicio y cuidar mi salud o dejar que los pasos decidan sin pensar; me mudo de ciudad o me quedo… ¿Me enamoro? Bueno! Esto ya es harina de otro costal!
Hay un sinfín de decisiones y algunas se quedan en las nubes, en la nostalgia y puede que las dejemos pasar y que la melancolía nos abrace… Siempre recuerdo que en mi adolescencia, cuando iba de viaje de vacaciones a la playa con mi familia, eran caminos muy largos en los que podía mirar los horizontes de los paisajes por las ventanas y viajar a ese mundo de encrucijadas… Imaginaba todo tipo de aventuras y a veces recordaba algunos amores, algunos besos muy significativos… O bien imaginaba una vida completamente fuera del cuadro que el destino me tenía preparada… Y también imaginaba que hubiera pasado si…
En general no nos arrepentimos de las decisiones tomadas. Y en general también, éstas suelen sorprendernos y también cambiar todo lo que imaginamos, de repente, sí, de un día para otro…
¿Qué decisiones has tomado que te han sorprendido? ¿Las volverías a tomar? ¿Cómo te han cambiado la perspectiva, el horizonte?; ¿Cómo has sobrevivido a esa montaña rusa?; ¿Te atreverías a cambiar el destino de las cosas? Hoy estoy en este punto. Complejo ¿no?