Por Clara F. Zapata Tarrés
Últimamente he estado leyendo varios libros que directa o indirectamente se vinculan con las maternidades. Últimamente también, y me parece que relativamente desde hace poco tiempo, hemos escuchado muchas frases, afirmaciones y hasta decretos sobre la imperfección que lleva de la mano ser madre. Antes nos decían, tu puedes, eres la mejor mamá, quédate en casa con tu bebé y deja de trabajar, si das biberones, incluso con tu propia leche es “malo”; Y las madres aparecíamos siempre siempre, con nuestras caras felices, nuestros bebés dormidos plácidamente por largas horas, y una cara de satisfacción perfecta.
Así, poco a poco vemos que cambian las realidades, que salimos a la luz. Hasta mirar incluso historias como las de la escritora Elena Ferrante en dónde Netflix nos deleita con una mirada realmente sorpresiva en la película “La hija oscura” en donde los secretos de la maternidad se dicen en voz alta y clara. Esta película, que estuvo nominada al Oscar con la magistral actuación de Olivia Colman nos adentra bien despacito a un mundo que tal vez no imaginamos o más bien, que nos pasó y nos pasa por la cabeza varias veces y deseamos con fervor que pase y que no vuelva a plantarse en nuestra mente.
¿Es la maternidad un instinto? ¿Cómo decidimos los caminos de nuestros proyectos de vida? ¿Se cultiva, se puede balancear? ¿Dónde está plasmado nuestro límite máximo? ¿Hasta dónde “aguantamos”? ¿Hasta dónde estamos dispuestas a continuar o a tirar todo por la borda o renunciar?
A muchas madres, nos sucede que hay días en que el hartazgo se planta para no irse, los minutos se alargan y deseamos desesperadamente que se acaben las horas para poder recuperar la paciencia, y seguir. Sabemos perfectamente que esto no significa que no queremos intensamente a nuestras hijas e hijos, pero sucede. Hay días que deseamos salir corriendo, abandonarlo todo porque la maternidad nos rebaza.
¿Cómo es que alguien pudiera siquiera imaginarlo? La moral nos avasalla, nos persigue y queremos a toda costa, desaparecer ese que sí es instinto, que va más allá de todo y que nos haría reaccionar, como algunos lo afirmarían, desde la locura y la irracionalidad. Abandonarlo todo, o a pedacitos, para construirnos desde nuestro propio horizonte, sin prejuicios.
Las expectativas sociales en torno a las maternidades son inalcanzables. Nos demandan tanto, nos acercan tanto al sacrificio, nos invaden y si no las alcanzamos, somos fracaso, malas, pésimas y no merecemos. Llega el punto en que entramos en una espiral sin fin para después abandonarlo todo. Como en esta historia. La madre se mueve lento, la madre intenta ser la mujer, la madre juega pero desespera, la madre ama y rechaza sin querer, la madre lo intenta pero el reflejo transparente no se acalla, la madre perfecta se acabó y huye despavorida. La madre lo intenta de nuevo, mira a sus hijas, las ama con todo su corazón; no tiene tiempo, sólo mira, no puede amar apasionadamente y va a buscar; quiere fingir que no pasa nada, pero su hija se da cuenta porque la maternidad es clara, es translucida, imponente, intensa; la maternidad activa no puede fingir; cuestiona, reflexiona sobre la propia historia de la infancia, sobre su sexualidad, sobre su cuerpo.
Las pausas se hacen necesarias. Recuperar la propia sombra y develar lo que lleva el corazón se hace obligado. Mirar el reflejo de nuestro cuerpo, de nuestra mirada en el espejo; enfrentarnos y hacernos preguntas; calcular futuros y presentes, encontrar respuestas en el pasado equilibra los truenos que podrían oscurecer nuestros pasos.
Ante esta perspectiva, ¿Qué hacer? ¿Cómo ser inteligentes para dar paso a la sabiduría? Creo que todas debiéramos leer el libro y/o ver esta película. Ayuda sin duda, a plantearnos preguntas, pero mucho también a mirar esa otra cara de la maternidad. Una cara diversa, contradictoria, pausada y sobre todo real. Se abre la puerta y ya no se puede cerrar. Cuenta la verdad que no es de un solo color. Devela lo que muchas tenemos en la mente y el corazón y que nunca nos habíamos atrevido a decir. Contempla, descubre y nos da permiso.
Aquí la película: https://www.youtube.com/watch?v=bOORjqHVjvo
Escritora-Directora: Maggie Gyllenhaal. #TheLostDaughter con Olivia Colman, Jessie Buckley and Dakota Johnson.
Aquí el libro: Elena Ferrante, La hija oscura, Ed. Lumen, 2020.
https://www.gandhi.com.mx/la-hija-oscura
Gabriela
Hola Querida Clara!!
Soy tu fiel lectora y admiradora, logras expresar en letras mucho de lo que sentimos pero no sabemos plasmarlo como tú… me encantas!!! Siempre tuya querida!!!
Tu FESH que te ama siempre!!
Gabriela
Hola Querida Clara!!
Soy tu fiel lectora y admiradora, logras expresar en letras mucho de lo que sentimos pero no sabemos plasmarlo como tú… me encantas!!! Siempre tuya querida!!!
Tu FESH que te ama siempre!!