Por Daniella Monarez
El otro día me provocó ir al béisbol. Llegué sola en mi auto ya que ahí me encontraría con papá, y como siempre he sido muy afortunada elegí ir primero al estacionamiento principal aún y con las estadísticas en contra de encontrar un lugar para el carro ya que el juego incluso había comenzado.
¡Y no me falló mi buena suerte! Había un lugar justo enfrente de taquilla. Solo era cuestión de dar la vuelta por la entrada principal, al llegar me vi sorprendida por una camioneta que se logró estacionar en ese único lugar, y llegó primero que yo porque entró en contra de la circulación. Me llené de rabia, a decir verdad me encontraba muy sensible aún con los sucesos recientes de feminicidios mexicanos y le hice ver al policía municipal que se encontraba saludando al chofer que se había metido en contra, a lo que me contestó con una pregunta: “¿Y luego qué hago?”
A ver policía, ¿y luego qué haces? ¡¡Pues lo correcto!! No solo cruzar de brazos, evitar que se maneje en contra, multarlo, negarle el acceso, ¿qué se yo? Miles de cosas que hacer si es lo correcto.
Volteé a ver al señor de la camioneta y vi que bajaba a un niño, y en ese momento lo entendí. Entendí que el asesino inició siendo un niño como todos los adultos, uno con la mente, el corazón y el espíritu en blanco y conforme va creciendo los va coloreando con los crayones que le regalan sus padres, maestros, los medios de comunicación, la vida misma es del color que él mismo ha pintado porque son los crayones que ha tenido. No reconoce otro color que no se le haya dado antes. Entonces por qué no aportarles a nuestros niños los colores mas sublimes y hermosos para que hagan de su vida una hermosa obra de arte.
Papá/madre recuerda, si agandallas un lugar de estacionamiento frente a tu hijo, tu niño aprenderá a tomar por la fuerza a la vida. Da la vuelta y usa el sentido correcto. Te lo rogamos, por ellas, por ellos, por las nuestras y por nosotros. NES