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ANSIEDAD LA GRAN MAESTRA

Por Cynthia Salas

Caminaba por las calles de San Miguel de Allende. Me había ido a vivir ahí por algunos meses para estudiar pintura. Por algunos años antes, había querido hacerlo, lo había planeado y por fin lo estaba viviendo.

Así que caminaba para todos lados, me sentía muy libre y muy independiente, en otra ciudad… pero a la vez eso comenzó a asustarme. Nunca había estado tan sola, aunque había días tristes, como siempre los hay, me hacía la muy fuerte para no preocupar a mis papás al hablar con ellos por teléfono.

Entonces las emociones comenzaron a sobrepasarme, así pasa cuando las vamos cubriendo por mucho tiempo, cuando no lo hablamos y nos mentimos hasta a nosotros mismos, diciendo que todo está perfectamente bien. Las emociones siempre son indicativos de que algo hay que atender.

De pronto en una de esas caminatas, algo sucedió, mi cabeza comenzó a mandarme señales de peligro y alerta, todas al mismo tiempo. Logré llegar a mi casa, apenas al entrar me quité toda la ropa, sentía que me ahogaba, respiraba muy agitado y quería correr, pero al mismo tiempo no quería salir de mi cuarto, nada se sentía seguro, quería llorar o gritar, o todo al mismo tiempo, no entendía qué estaba pasando y no sabía a quién llamar. -“Ya me volví loca”, pensé después.

Eso sucedió en 2014 y en ese momento yo nunca había hablado con nadie de este tema, no sabía que era tan común, no sabía cómo era, por qué llegaba, no sabía qué hacer con ella, mucho menos sabía que me estaba pasando a mi. Era como un tema escondido todavía y yo, como muchísimos otros, tuve que lidiar con ella sola.

Poco a poco fue pasando, nunca tuve otro ataqué así de fuerte, pero desde ese momento la ansiedad se quedó conmigo por algunos años, más sutil, pero siempre presente.

Me hacía actuar diferente, ya no caminaba tan confiada, me sentía alerta todo el tiempo, de pronto lloraba sin razón, ya no me enfrentaba a tantos retos y me sentía profundamente sola. Incluso después de unos meses decidí regresarme, dejar de cumplir ese sueño porque la ansiedad era mucho más grande, pero sobre todo, era desconocida.

Al paso del tiempo entendí qué me estaba pasando. Entendí que no era la única que lo estaba viviendo y que no sería permanente, aunque de vez en cuando me visita nuevamente. Al paso del tiempo he aprendido a verla como una gran maestra.

La ansiedad me ha enseñado muchas cosas, me ha enseñado a meter el freno, parar por un momento y respirar profundamente. Me ha enseñado a controlar mi mente, a no dejarla irse sola con sus pensamientos si no detenerla y enseñarle lo que sí debe pensar, me ha enseñado a darme el tiempo para meditar. Me ha enseñado que sí necesito de los demás, que sí necesito ayuda y no hay nada de malo en ello.

Me ha enseñado que quizá no quiero ser tan independiente, que no quiero estar sola (aunque yo pensaba que sí, o yo me protegía diciendo que sí) pues disfruto demasiado de la cercanía de mi familia, mi esposo, mis amigas y hasta de mis perritos.

La ansiedad me ha enseñado a hablar de lo que estoy sintiendo y me ha costado mucho, pero estoy aprendiendo que no siempre tengo que estar bien, ni tengo que estar para todos. Me ha enseñado a decir que no, me ha enseñado que no tengo que demostrar nada, ni competir con nadie. Me ha enseñado a honrar mi propio camino y mi propio ritmo.

También me ha enseñado a desconectarme de las redes sociales de repente, de las noticias y hasta de los chismes… y enfocarme en lo que me da paz, en la medicina pura, como el ejercicio o pintar, cuidar las plantas, etc, aunque sea por unos minutos al día. Y hasta me ha ayudado a alejarme de relaciones que no me hacían bien, o actividades que no me hacían bien. Algunas veces ha sido muy necesario cambiar de rumbo, pero ya no lo veo como fracaso, la ansiedad me ha enseñado a ir encontrando mi propio camino.

Si tú tienes ansiedad, aprende a verla como tu maestra. Está ahí, porque algo debe cambiar, tal vez muchos de tus hábitos o muchas de tus ideas, tal vez muchas cosas deben sanar, relaciones, resentimientos pasados. Tal vez debes perdonar o perdonarte. Tal vez, tan solo debes aprender a respirar. O quizá debes por fin hacer eso que tanto has querido, cambiar de rumbo, alejarte de alguien, manejar más despacio, tomar un poco el sol, despegarte de la computadora y una larga lista de etcéteras.

Si tú tienes ansiedad, háblalo con alguien, busca ayuda, y sé paciente contigo.

No Estas Sola. <3

Cynthia Salas: Estudié Diseño y Negocios de la Moda en CEDIM Monterrey, N.L. Me he preparado en Imagen Personal y Empresarial en diversos cursos y diplomados pero sobre todo en 9 años de práctica, asesorando a mujeres de todas las edades a conocer su estilo, aceptar su cuerpo y proyectar lo mejor de ellas mismas a través de su imagen. En mis redes sociales escribo sobre moda, compartiendo tips de imagen y estilo para mujeres reales. Los últimos 4 años los he dedicado también a la mercadotecnia, publicidad y redes sociales de negocios y empresas. Este 2020 mi enfoque ha estado en mujeres emprendedoras asesorándolas para potenciar su imagen y la de sus negocios a través de crear su marca personal.
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