Hace unas semanas tuve la oportunidad de viajar a Canadá. Además de las vicisitudes del traslado y las aerolíneas -de lo cual no hablaré en este espacio- visité una ciudad, que en realidad es una isla llamada St. John’s, la cual es la capital y ciudad más grande de la provincia de Terranova y Labrador, ubicada en el extremo oriental de la península de Avalon en la isla de Terranova. Y si, en el extremo más al este de Norteamérica. Para darles un poco más de contexto, está más cerca Irlanda que de México.
Si bien su fundación fue realizada por ingleses, los lugareños se inclinan más por sentirse irlandeses -que también estuvieron involucrados- incluso en su forma de hablar, lo cual los hace ser muy vastos en su trato así como en su vegetación, bosques y agua. El clima fue muy amable, aunque para ellos estar a 23 grados centígrados es muy caluroso. El centro de la ciudad, downtown, o lo que aquí conoceríamos como el Centro Histórico es muy colorido (imagen 1), muestran un gran respeto por sus edificaciones y antepasados así como por integrar a la naturaleza en sus calles. A pesar de haber sufrido un gran incendio en el año de 1892, pudieron rescatar su identidad y reconstruir con las mismas primicias. En general, las construcciones son de madera, sin embargo, también existen edificaciones de piedra como Signal Hill (imagen 2) y la Basílica de San Juan el Bautista (imagen 3) entre otros.
Hay muchos ejemplos en el mundo sobre el rescate, conservación, restauración o intervención en el patrimonio construido, generalmente a mi mente vienen ciudades de Europa o incluso algunas de Sudamérica. Sin embargo, esta pequeña isla que cuenta con alrededor de quinientos mil habitantes, parece estar muy preocupada por mantener su historia, sus tradiciones y preservarlas, no solamente en sus sitios y monumentos históricos sino también en sus museos, los cuales incluyen en sus exposiciones, arte contemporáneo y conceptual, esto nos habla de su relación con el presente y el futuro en la cultura, con la necesidad de estar conectados y actualizados en este ámbito. Incluso el mismo edificio que alberga el Museo The Rooms en la ciudad, es una mezcla entre el pasado y el presente en sus materiales, tipologías y sistemas constructivos.
Todo esto me hace reiterar lo que ya pienso y siento con respecto al patrimonio que en mi país y en mi ciudad tenemos. La decisión de fomentar y transmitir nuestras tradiciones, nuestra historia y nuestras costumbres, es de todos. No solamente en las instituciones, sino en cada uno de los habitantes de un lugar que, según Córdova Aguilar (2008) un lugar es “un espacio de identidad diseñado por las experiencias de los individuos que antecedieron en su ocupación y que fueron dejando huellas en la organización de su territorio. El lugar es por lo tanto producto de tiempos sucesivos que se engloban en la historia, la tradición y la cultura”. (Córdova, 2008). Esta necesidad de apego a nuestras costumbres y tradiciones y que se ven reflejadas en nuestros espacios geográficos por medio principalmente de la arquitectura, forman parte de nuestra identidad, la cual se construye a nivel individual, desde nuestras familias y nuestra relación con la comunidad a través de experiencias, de símbolos que se graban en nuestra conciencia y en nuestro imaginario colectivo y que se expresan de forma tangible o intangible. Sin esta sucesión de historias y de símbolos trasladados de generación a generación, sin este “amor al terruño” como lo llama Córdova, es muy poco probable que lo que nos identifica subsista, que lo que nos hace ser lo que somos y que debemos a nuestra historia permee más allá.
El pueblo de St. John´s así como otros pueblos y ciudades -como pudiera ser Saltillo- y todos sus habitantes, somos los responsables de que la historia no se pierda, que nuestras autoridades fomenten la conservación, preservación y la adecuada intervención en nuestra arquitectura patrimonial y en nuestros monumentos históricos y que nosotros como ciudadanos y habitantes de las ciudades y de los lugares, seamos conscientes de nuestra responsabilidad y de la importancia de conservar y transmitir nuestra cultura.
Trabajos citados
Córdova Aguilar, H. (2008). Lugares y no lugares en geografía. 8° Congreso Nacional y 1° Internacional de Geografía (págs. 5-17). Arequipa, Perú: Espacio y desarrollo, No. 20.