Por Clara F. Zapata Tarrés
Holaamigacómoestás,fíjatequeestoypreocupadaporqueempezólaescuelaymehelevantadomuy
tempranoynomealcanzaahacernadayluegolacomidaylachambayrecogeralosniños
yluegocomersuperrápidoparaalcanzarahacerunasiestaquelogre
dividirmidíaparapoderseguirleporqueestonuncapara.Cuandopuedasrespóndemeporfis
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¿Pudiste leer a toda velocidad? Pues si de por sí, la vida nos trae grandes angustias y tiempos a ritmo de coche de carreras, vino a implantarse en todas las configuraciones de cualquier red social, el modo X1.5, X1.75, X2. Ya estaba en muchas pero la novedad (ya no tan nueva) es que en nuestro whatsapp o Telegram ya podemos escuchar la voz de nuestra mejor amiga, nuestra pareja o de algún desconocido, en formato de ardilla: a toda velocidad…
Para mi, llegó un momento en que de pronto todo, absolutamente TODO comenzó a arrancar en ese “modo”. En mi cabeza estaban pensamientos de desgano y de bastante desesperación como: “Ashhh, porque es tan lenta??!!!; ¿Qué no me puede responder rápido?; ¿Por qué no me manda audio y ya, por qué me llama por teléfono y no puedo acelerarle la voz para que me deje hacer mis pendientes; ¿Qué chingados quieres?; y así, eternamente… Me asusté…
Pensé en una mamá que acaba de tener a su bebé y la cantidad de preguntas, angustias, y desesperaciones puede tener en un momento de postparto y que todo gire en X2… ¿Te imaginas? Horror total… “Hijo, come rápido, porque succionas taaaan leeeento tu chichi?; Porqué mi amiga que me llama no puede hablarme rápido, que no ve que tengo que bañarlo, cambiarlo, hacer la comida……….?
Estoy en un grupo muy grande de mamás en whatsapp, dónde ellas ponen sus dudas de lactancia y miles de veces comentan acerca de porqué lloran los bebés en cuanto los acuestan o los ponen en la cuna, también comentan que si es necesaria la cuarentena, que ellas ya quieren lavarle la ropa hasta a sus vecinos, que no tienen tiempo de hacer nada, que si la lavan a mano qué mejor, que comen muy lento, que están demasiado tiempo en el pecho y que le han dado fórmula como complemento para que duerman más tiempo… In-fi-ni-to… Y mientras tanto, los bebés con sus tiempos “infinitos”, con sus tiempos particulares y propios; con sus destiempos, con su no-tiempo.
En general, cuando amamantas, la gran respuesta es: tira los relojes a la basura porque irás entrando en un “metaverso” que jamás te habías imaginado que existía. Y sí, efectivamente, si te sueltas, si tomas la decisión, y traspasas ese espejo gelatinoso hacia ese otro tiempo-espacio, probablemente comiences a disfrutar enormemente tu maternidad. Te metes al infinito. Te mimetizas con el universo, allá dónde están las estrellas. Flotas en esa placentera burbuja. Y puedes entonces gritarle al mundo: ¡Y que el planeta siga dando sus vueltas, sus rotaciones, sus traslaciones, que yo estoy muy a gusto, aquí con la baba cayendo de la comisura de mis labios por mirar a esa cosa tan linda que salió de mi vientre!”. Has logrado llegar y quieres quedarte ahí por varios momentos.
Pasa en la lactancia, pero también pasa en la niñez, en la adolescencia, y puede ser posible que lo logres en tu adultez. Cuando un niño juega puede pasar mucho tiempo y está tan concentrado que olvida o ni siquiera se da cuenta de que el sol ya se metió. En la adolescencia, cuando estás dando un beso, realmente sientes que el carrusel se detuvo y que el mundo de afuera va a toda velocidad. Es un beso eterno como dicen; se paró el tiempo. Cuando haces el amor y tienes un orgasmo, por quizás 30 segundos o un minuto todo desaparece para dejarte volar sin tiempo ni espacio.
Y así, en la vida cotidiana podemos crear o tal vez imitar, tratar de imaginar que hay esa posibilidad. PARAR. Acostarnos boca abajo frente a una fogata, tirarnos en el techo de casa, esperar que haya un poco de oscuridad y ver la inmensidad de las estrellas, esperar la lluvia y cerrar los ojos hacia las nubes mientras las gotas caen en la cara, escuchar atentamente las historias, emociones, cuentos y fantasías de nuestras hijas y sí escuchar los audios en X1. La velocidad crea mucha angustia, temor, ansiedad. Es un artificio de la modernidad y una falacia sobre la productividad. Es un gran error del que estamos viendo las consecuencias. ¡Intentemos parar que seguramente lo disfrutaremos y harto!