Por Mary Carmen Urrieta
Huesera (México-Perú) 2022
Directora: Michelle Garza Cervera
Actúan: Natalia Solián, Alfonso Dosal, Aída López y Mercedes Hernández
¿Es posible dar vida en medio de una resistencia emocional?
“Huesera” arranca con el rostro de Valeria (Natalia Solián) que camina por la escalinata de un cerro, lo hace con cansancio y dificultad. La acompañan Maricarmen (Aida López), su madre e Isabel (Mercedes Hernández) su tía, solo vemos sus rostros y a otras personas que hacen lo mismo mientras cantan.
Finalmente, las tres llegan a los pies de una escultura y ante ella piden un milagro. Gracias a un gran plano vemos la monumental figura de la Guadalupana y a sus pies a los tres personajes de esta cinta, mientras escuchamos “Desde el cielo una hermosa mañanaaaa”.
Así arranca “Huesera”, de Michelle Garza Cervera, una película que toca el tema de la maternidad desde un punto de vista real física y emocionalmente hablando, rodeado por un halo esotérico.
En esta historia no hay consideraciones y sueños color de rosa, aquí las preguntas incómodas, los momentos crudos están presentes y la cineasta nos lleva por ese camino sin concesiones.
Tras varios intentos, Valeria (Natalia Solián) queda embarazada y de la mano de su marido Raúl (Alfonso Dosál) emprende un camino a través de los cambios físicos y emocionales que acompañan al embarazo.
Este sendero está lleno de cambios que le piden a Valeria, hacerle un espacio físico a alguien más. Hablamos de su cuerpo con los cambios propios del embarazo y de su territorio al ceder la habitación donde tiene su taller de carpintería, para que sea la habitación de su bebé.
Esto, además de ser muy simbólico e importante, no tiene muy feliz a la futura mamá. Sumémosle otra cosa, luego de algo que pudiera ser una pesadilla, la joven ve algo aterrador y tiene la sensación de que algo la persigue.
Podría decir que lo más doloroso de “Huesera” es el constante crujir de los huesos de Valeria, pues se truena los dedos a cada momento (y se entiende, ¡está aterrada por todo lo que experimenta!), pero lo que más duele es que su círculo más cercano no le cree que ve cosas, que percibe el peligro muy cerca de ella y de su bebé, incluso cuestionan su cordura y le dicen frases como: “Espérate al parto”, “Si a ti ni te gustan los niños”, “Estás loca”, que lejos de animarla, la sumen más en un laberinto de miedo y confusión.
Es importante decir que gran parte de lo que experimentamos en “Huesera” se debe a lo que la actriz Natalia Solián nos comunica a través de su cuerpo. Sentimos su dolor, aunado a, como ya lo mencioné, escuchamos sus huesos (esta es una cinta de horror corporal y es obligado en este tipo de cine poner especial atención a lo que los cuerpos hacen), pero es por su mirada, por su rostro y lo que expresa, que nos sentimos llenos de confusión, vulnerables, atrapados y paralizados de miedo.
Otro aspecto en el que no ahondaré (porque no quiero contarte toda la película) es la reflexión que supone para Valeria la idea de ser una madre de tiempo completo , sobre todo luego de un encuentro con alguien de su pasado.
¿Estoy preparada para ser madre? ¿Soy capaz de renunciar a todo, incluso a mi carrera profesional, para dedicarme a cuidar a un hijo? ¿Es esta la mejor decisión de vida que voy a tomar? ¿Quiero ser madre de tiempo completo? ¿Quiero criar junto a mi marido a un hijo? ¿Quiero tener a ese hijo? Son preguntas contundentes que quizá muchas mujeres nos hemos hecho, tengamos hijos o no.
Encaminado a eso y la forma en la que la protagonista busca salvarse de esa presencia sombría que las amenaza a ella y a su bebé es que sucede la segunda parte de esta película que, como buena producción de horror, aumenta en intensidad y logra escenas técnicamente bien hechas y cargadas de simbolismo, que nos dejan con mucho por reflexionar sobre si la maternidad es decisión de soltar algunas cosas para tomar otras o es una elección para todas las mujeres.
“Huesera” se exhibe en cines de la ciudad desde el pasado 23 de febrero y más que terror a lo desconocido, nos invita a todos a hacer un viaje a las emociones y decisiones que como hombres y mujeres tomamos sobre la maternidad.